Un cuarto oscuro, húmedo y de un hedor fétido albergaba a dos de una alma. Un joven demacrado, sucio con una herida abierta en la cabeza, sobre uno de sus ojos; el cual estaba cegado a causa de la sangre. Estaba sentado sobre el suelo, mirando un charco pequeño frente a él. Sus manos, la derecha con el pulgar y el dedo índice fracturados y la izquierda con la muñeca rota.
Tras él, una sombra se le acercaba. Las botas de zuela metálica, retumbaban sobre el concreto solido. Cada paso, hacia que quien estaba en el suelo, se estremecía y temblaba aún mas.
-¿P, porque...? La cosa no debió haber salido así ¡Tu no lo debis...!
-No afectaras el plan. Tu ibas a hacer lo mismo. Matarnos uno por uno.
-S, sabes mas de lo que deberías. ¡Tu! ¡Mataras el mundo! ¡¿Como la orden no te a detenido!?
-¿Matar el mundo? ¿Mas de lo que esta? Mi plan es reunir todo. ¡Volver al mundo de paz! ¡Mantenerlos seguros! Dijo el chico de las botas, casi sobre el herido, siempre de espaldas a él. Y con ustedes vivos, es una tarea muy complicada de cumplir.
De las manos rotas del chico, con dificultad, un pedazo de vidrio se intentaba acomodar en la palma de este, rompiendo la piel a heridas sangrantes.
-Quería que esto fuera rápido. Tampoco el tener que ver a alguien tan "cercano" y parecido a mi sea asesinado por mis propias manos ¿O no?
-E, ellos... Ellos no dejaran pasar esto. Le respondió a su atacante casi susurrando.
-¿Como dices? No te oigo.
El joven herido sintió algo cerca de su cabeza, la cabeza de él. Apenas se dio el valor, se giro con rapidez con la mano con el vidrio levantada en posición de ataque. Pero lo que había sentido cerca no era la cabeza y mucho menos el cuerpo de él, sino un arma estaba apuntando a su cabeza.
Solo tuvo, con suerte, un minuto para verse a si mismo, antes de que el gatillo del arma se accionada, disparando un proyectil que impactaría y e incrustaría en su cráneo. Cosa que lo hizo caer muerto en el piso, por sus propias manos.
