Rincón Personal

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El encanto de Zen no tiene límites. Sinceramente ¿Qué tipo de poder era este? ¿Acaso había nacido con habilidades sobrehumanas? El mundo debería temer a la sonrisa de Zen, a sus palabras encantadoras y a esa mirada dulce. Aun dormido es demasiado encantador para ser real... Un suspiro escapa de mis labios cuando me siento en la cama con cuidado y observo su perfil dormido, con el cabello del tono de la nieve caer ligeramente sobre su rostro. Muy atractivo para mi propio bien. Aunque lo he visto cientos de veces, algo en la calma que da al estar soñando acelera tanto mi corazón que debo apoyar mi mano sobre mi pecho para controlarme.

En un acto casi de hechicería, Zen logró terminar todas las tomas con una semana de adelanto. No tengo idea de cómo convenció al personal, al resto de actores, al director y al equipo técnico para seguirle el ritmo. Ni siquiera yo me di cuenta de lo acelerado que iba todo hasta que revisé mi agenda y me percaté que estábamos mucho más avanzados de lo que era virtualmente posible. Ya sabía yo que Zen era demasiado entregado al trabajo y un perfeccionista del mismo pero ¿Agilitar todo? Mis sospechas crecieron al notar la sonrisa pícara que cargaba en sus labios, intentando ocultarme algo. Lo más sorprendente fue encontrar que todo el mundo estaba unido a su complot. Entre más tiempo pasaba, me di cuenta que todo el mundo me lanzaba sonrisas traviesas y risillas consentidas.

- Solo tú puedes hacer tanto drama por unas vacaciones... -murmuro, sin poder evitarlo.

Zen se mantiene dormido y mis dedos recorren el perfil de su rostro. Hay algo relajante en verlo tan tranquilo y en paz. Aunque su pasado fue solitario y aislado, me alegra saber que ahora somos un equipo.

Y tanto misterio para que el día de ayer, cuando creí que volveríamos a nuestro departamento, él me distrajo hasta que todos se fueron, dejándonos atrás, en la preciosa hostería en las montañas con aguas termales y, dada la época del año, pocos visitantes. Por un momento pensé que tendría que contactar con alguien para lograr un transporte y casi entro en pánico imaginando todos los problemas en que nos estaríamos metiendo. Pero Zen solo me abrazó por atrás y susurró a mi oído "Hagamos de este nuestro rincón personal por unos días".

Me estremezco, de solo recordarlo creo que me quedo sin aliento.

La dueña de la hostería nos dio total privacidad y por la luz que apenas entra por las pesadas cortinas, sospecho que hace horas ha pasado el desayuno. El sol se oculta mucho más temprano estos días y casi pareciera que eso solo extiende la energía de Zen. Un sonrojo se asoma en mis mejillas al recordar la pasada noche y me muerdo el labio para controlarme. Este hombre será mi ruina ¿Quién pensaría que este rostro tan calmo mientras duerme puede ser tan salvaje cuando el sol se oculta? Niego rápidamente. Si dejo que el recuerdo de su boca en mi piel vuelva a mí tendré serios problemas para concentrarme el resto del día.

Muy despacio retiro las sábanas, mi bata de cama está a unos pasos de mí, así que intento levantarme.

- ¡Ah!

Mi cuerpo cae de vuelta a la cama sorpresivamente. En eso queda mi intento de levantarme cuando mis piernas no responden.

- ¿Princesa? –Zen me mira con sorpresa cuando caigo sobre su costado al no haber podido poner mis manos para detener mi caída.

- ¡Esto es tu culpa! –digo en un grito ahogado, cubriéndome el rostro.

No puede ser.

En verdad.

No puede ser.

Aunque no miro, sé que Zen está moviéndose, mantiene una mano en mi cintura mientras se acomoda hasta sentarse a mi espalda. Una risa escapa de sus labios y recuerdo que estoy completamente desnuda. A tientas tomo las sábanas y las jalo a mi cuerpo para tener algo de dignidad cuando le lanzo una mirada de reproche a su sonriente rostro.

- ¿Mi culpa? –aventura, intentando apartar un poco la tela de la sábana que esta sobre mi escote.

Le doy un golpecito en la palma de la mano.

- Tu culpa. –repito, mirando mis piernas que no pueden sostener mi peso y que no están del todo cubiertas.

Y lo noto.

Las marcas.

Las pequeñas marcas rojizas entre mis muslos y por mis caderas.

- ¡Zen! –jadeo, luchando por regresarlo a ver.

Ahora está riendo abiertamente, lanzando su rostro hacia atrás con total diversión. Maldición. No puedo creer que aun enojada lo encuentre increíblemente atractivo con el torso descubierto, exponiendo su largo cuello y con esa enorme sonrisa. No es justo. En verdad quiero llegar a enojarme pero es difícil cuando lo primero que pienso al mirarlo es en lamer su clavícula y morder la perfecta curva de su hombro.

- No te quejaste anoche. –me dice, calmando su risa y apoyándose sobre su hombro para mirarme mejor.

Otra vez siento mis orejas calientes.

Voy a morir de un sonrojo. Eso va a pasar, definitivamente. Y cuando me entierren seré el hazme reír de todo el cementerio.

- No...

No, no es justo.

- Tonto... -susurro, apartando el rostro para retomar algo de dignidad.

Lo cual es virtualmente imposible cuando siento mi cuerpo caer otra vez en la cama y la sábana es arrancada lejos de mí. Zen se muerde el labio inferior cuando da una larga mirada a mi cuerpo mientras se posiciona sobre mí. Él también está desnudo, lo sé, puedo notarlo aun cuando miro sus ojos oscurecerse al encontrarse con los míos.

- ¿N-no tienes hambre? –pregunto, aunque suena más como un jadeo sin sentido y menos como un intento de distracción.

La rodilla de Zen separa mis piernas, su mirada se afila cuando desciende hacia mis labios y mi cuerpo se estremece con anticipación. Ahí está, la Bestia. Mi mirada va directo a las pesadas cortinas, debajo de las mismas puedo ver la luz del sol entrar. Pero los dedos de Zen guían mi rostro hacia él, justo para sentir sus labios sobre los míos.

- Princesa... -me llama- No me digas que creías que podría ser tan predecible. Aquí y ahora puedo demostrarte que mi deseo por ti no varía si es de día o de noche. –su lengua sigue la forma de mis labios hasta obligarme a buscar su boca pero él mantiene la distancia- Te lo dije, este será nuestro rincón personal. No planeo soltarte.

Mis palabras se ahogan en sus labios y todo argumento se pierde cuando lo siento apretarme contra él. Mis brazos rodean su espalda y antes de darme cuenta mis dedos se entierran en su cabello para que no me suelte.

Ahora él no es el único con un hambre muy particular.

Definitivamente amaré estas vacaciones.

¡Saludos criaturitas diurnas y nocturnas! Bueno, un drabble de esta pareja ¿Qué les parece?

¡Se aceptan peticiones! Pienso hacer más drabbles como este ¿Qué les gustaría leer? ¿Algo romántico? ¿Curioso? ¿Cómico? ¿Alguna situación en particular de esta pareja? En realidad, pienso hacer lo mismo con mis otros one-shots ("Exhalante súplica", "Dedos Firmes" y "Miel y Fuego"), si tienen alguna petición para las otras parejas pueden dejarlas en las respectivas historias ¿Algo que quieran leer de Zen? ¡Déjenme saber!

¡Nos leemos!

Nocturna4

Hechizante Carmesí «Mystic Messenger» [MC/Zen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora