01| Las tortugas

13 2 0
                                    

Ingresé a un colegio católico privado, el mas caro de la ciudad y era prestigioso por la formación en valores cívicos y religiosos que le daban a los alumnos. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de las hermanas religiosas, algunos estudiantes eran difíciles de formar.

Ahí es donde el resto del personal de la institución apoyaba a las hermanas en su misión. El humilde jardinero, Marcelino, un hombre bajito de tez bronceada siempre con unos pantalones azul marino y un sombrero de ala ancha.

Cuando estaba en primaria aun no me adaptaba mucho a mis nuevas compañeras y encontré en la tortuga de nombre Reina una amiga callada y dispuesta a escuchar. En los recesos sacaba de mi lonchera verduras para alimentar a mi amiga la tortuga. Marcelino, el jardinero, me miraba atento mientras compartía con Reina.

Los años pasaron y deje a Reina de lado, pero todas las mañanas saludaba amablemente al señor Marcelino un amigo con el que nadie hablaba pero todos querían. Veia a Reina algunas veces deambular por los pabellones de aulas pero no le prestaba atención hasta que un día deje de verla.

Tiempo después, en tercero de secundaria volví a ver a una tortuga. Esa mañana le pregunte a Marcelino si era Reina a lo que el respondió apenado que no, pues Reina había muerto semanas atrás.

El señor Marcelino, siempre muy amable y trabajador. Su silencio decía mil cosas tal vez como una tortuga caminando lento, callado pero sabiamente escuchando. Fue triste enterarme que, un año después de que salí de la escuela, el señor Marcelino había fallecido.

Garabatos TextualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora