Primera Parte

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"Dios mío, pero qué bueno está". Karol se mordió el labio mientras lo seguía con la mirada, observando minuciosamente cada uno de sus pasos. Ésa era una frase que ha estado repitiéndose en la mente cada vez que lo veía bajar por el ascensor, o cuando lo veía entrar al hotel. Iba guapísimo con una camisa de cuadros arremangado hasta los codos, dejando a la vista sus antebrazos muy bien trabajados. Su expresión se mantenía oculta bajo las gafas de sol, y cuando se acercó hacia el mostrador en donde ella estaba sentada por detrás, se relamió los labios. Un simple gesto mandó una ola de calor por todo el cuerpo de Karol.

- Buen día. Quiero mis llaves, por favor.- pidió.

- Claro.- dijo, mirándolo fijamente a los ojos. En su interior, rogó que se las gafas para ver esos ojos mieles preciosos, atractivos, que la seducían con una simple mirada.- ¿Qué número es su habitación?

- Habitación trescientos seis.

Karol se levantó de su silla y se giró. En la pared, buscó las llaves entre todas las demás que estaban colgadas. Tras encontrar la correcta, se volteó y se la tendió al hombre, arqueando una ceja cuando lo encontró mirándole el trasero.

- Muchas gracias.- dijo él, ronco. Ella se sintió halagada que fuese ella quien provocó el cambio de tono en su voz. Vagamente se preguntó cómo sonaría gritando, gimiendo y jadeando su
nombre mientras follaban.

- De nada. Que tenga una buena tarde, adiós.

Cuando él se giró, lo contempló irse. Miró su espalda ancha, su culo, esa forma tan atractiva que tenía al caminar y que provocaba que todas las mujeres a su alrededor se lo quedasen mirando. "Joder, qué tío más bueno", suspiró.

- Bonito trasero, ¿Eh?

Valentina, la otra recepcionista que compartía turno junto a Karol la miró alzando las cejas. La castaña rió, apartando la mirada del hombre cuando lo vio entrar al ascensor y la miró asintiendo
con la cabeza.

- Sí, como para apretarlo mientras follamos.

- Niña, por Dios.- negó con la cabeza, pero no dijo nada que pudiese contradecir su comentario, pues en el fondo, ella tenía la misma perspectiva sobre su trasero.- vale, ¿Qué sabes sobre él?

- Su nombre es Ruggero Pasquarelli, tiene veinticinco años y....- su voz se apagó.

- ¿Y...?

- Está casado.- suspiró.

- Bueno, ¿Y qué? Los mejores tíos son casados.- le guiñó un ojo,  Karol puso los ojos en blanco.

- No, de ninguna manera. No quiero meterme en un lío después con su esposa.

- Mmh, ¿Se está hospedando con ella aquí?

- No, eso es lo más extraño.- frunció el ceño.- vino solo. Tal vez viajó por temas de negocios, o algo así.

- No lo creo. ¿Viste como anda vestido? Siempre informal.

- Pero eso no dice nada.

- Dice mucho. Admítelo, está para comérselo.

- Que sí, joder. Es muy guapo. Pero por el momento me conformo con follármelo con los ojos cuando sale del ascensor. No haré nada que me pueda arrepentir después.

La castaña tecleó en su computadora, y miró la fotografía de Ruggero que cubrió su pantalla. Teniendo los datos personales de todas las personas que se hospedaban en el hotel, ella y Valen investigaban a toda costa sobre la vida de cada hombre que llamaba su atención, sólo por diversión. Ellas sólo miraban, conformándose en atender a un chico guapo en vez de hacer algo al respecto que pudiese recompensarlas con una buena follada.

Rugge había llegado al hotel hace una semana, y por lo que Karol sabía, él tenía una semana más para quedarse allí y luego se iba. Con cada día que pasaba ella se inquietaba, sabiendo que el tiempo que le quedaba para poder hacer algo más que sólo mirarlo se reducía cada vez más.

- Pues si tú no haces algo al respecto, lo haré yo.- dijo Valen.

Karol le entrecerró los ojos a Valen.

- Ni se te ocurra, sabes que sería incorrecto. Nosotras sólo miramos, no actuamos.

- Pues es momento de hacer algo al respecto. Maldita sea.- se quejó.- rompí con mi novio hace cinco meses, y desde entonces no he vuelto a tener sexo. Necesito urgentemente una aventura que me quite todo este estrés.

- Tú no vas a hacer nada. Mantendrás tu culo aquí calentando la silla, nada más.

- Vale, vale.- bufó.- tampoco me levantes el tono, eh...

- Ya.

- Karol........Y si yo no hago nada, ¿Tú qué harás? ¿Armarás un plan para acostarte con ese Ruggero, a caso?

La nombrada la miró con una sonrisa que escondía promesas.

- Tal vez lo haga.

- Tonterías. Es imposible que... uh, chico guapo entrando al hotel.- sonrió, irguiendo la espalda y mirando hacia el frente.- éste es mío nena.

Mientras Valen atendía al hombre, Karol se quedó mirando fijamente la foto de Rugge que aún estaba en la pantalla de su computadora. A su lado, solamente podía escuchar las voces ahogadas de Valu coqueteándole al chico, porque aunque su cuerpo aún estuviera presente, su mente estaba en otro lado.

Tenía solamente dos opciones: la  primera sería mirarlo, como lo ha hecho desde siempre con Valen. Y la segunda sería tratar de seducirlo, aunque eso incluía colocar su trabajo en bandeja y arriesgarse a perderlo. Era demasiado el riesgo que correría por tratar de conseguir follar con él, además de que aún existía la posibilidad que Ruggero se negara a tener sexo con ella.

Y ahora, ¿Qué hacía? La castaña se mordió el labio con nerviosismo, sin saber si debería hacer lo correcto o lo incorrecto.

Aunque la segunda opción sonaba bastante tentadora...

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Adiós😃.

Servicio a la habitacion-One Shot. [Ruggarol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora