Cuarta parte

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MARATON 2/3

Al salir de la ducha, Rugge se afeitó y se secó el cuerpo, luego se amarró la toalla a la cintura. Abrió la puerta del baño y en lo primero que se fijó fue en los platos con comida que estaban sobre la mesa de la suite. El plasma aún estaba encendido y las voces de una película que desconocía lo acompañaron en la privacidad de su habitación. Una copa de helado de tres sabores estaba servido: chocolate, vainilla y de menta. Por encima, chocolate derretido cubría el helado y chocolate derretido cubría el helado y galletas de soda lo rodeaban. Junto a la copa, había un pocillo con cerezas y una copa de vino tinto. Caminó hacia el vestidor y sacó un bóxer limpio, se lo colocó y mientras se frotaba la cabeza fuertemente con una toalla, se encaminó de vuelta hacia la sala principal.

Media hora después, cuando ya se había acabado el helado, la copa de vino y las cerezas, el yacía tendido al medio de la cama, profundamente dormido. Los platos sucios estaban al lado suyo, el control remoto en su mano y el plasma encendido donde transmitían una película titulada "La Caída". Ajeno ante cualquier otro ruido, él no oyó la puerta principal de la habitación abrirse. La sombra de una figura femenina se asomó en el marco de la puerta que daba acceso al dormitorio, y el cuerpo de Karol  apareció. Sigilosa como una gata, ella caminó con los pies descalzos hasta la cama. En la mano derecha, sujetaba sus zapatos negros de tacón. Se quedó de pie al lado de la cama y lo contempló durante unos segundos dormir, luego soltó los tacones y el sonido que hicieron al caer sobre el suelo alfombrado se expandió en un ruido ahogado. Rugge frunció el ceño y se removió. Ella esperó a que se despertara, pero no abrió los ojos. Sonrió, eso significaba que la pastilla de dormir había hecho efecto. Tomó los platos y la copa y los dejó sobre la mesita de noche. Después, inspirando hondo, ella se ahorró de valor para arrodillarse sobre la cama y gatear hasta quedar al lado del cuerpo de Rugge. El colchón se hundió y Karol sonrió una vez más cuando lo escuchó murmurar entre sueños al momento que se colocó a horcajadas encima de él. Sabía que, gracias a la pastilla de dormir que echó en su copa de vino, tenía el sueño pesado. Posó las manos en sus antebrazos y subió, sintiéndose fascinada por el hecho de tenerlo semidesnudo y totalmente a su disposición. Recorrió con los dedos sus músculos y acarició sus pectorales, aquellos cuadrados que tenía en el abdomen. Él murmuró un nombre...

- Candelaria.

Karol arqueó una ceja, pero ignoró el hecho de que la erección que presionaba con insistencia bajo ella se debía a que estaba soñando con otra mujer y siguió tocándolo.

- Mmh.- suspiró Rugge, luciendo a gusto con sus caricias.- oh nena, sí...

Entonces él se despertó y Karol se encontró con unos ojos que se iluminaron con pasión infinita al verla, pero rápidamente su mirada cambió. Esos mismos ojos que durante un segundo la miraron con admiración, ahora la miraban sorprendidos y aterrados.

- ¡Qué mierda!

Rugge se sobresaltó y la empujó. Rápidamente se levantó y se colocó en el marco de la puerta, asegurándose en mantener cierta distancia entre ellos dos. La miró con el ceño fruncido, los puños apretados a sus costados y la postura rígida.

- ¿Se puede saber qué diablos hace usted aquí?

Dada la situación, Karol no podía creer que todavía pudiera mantener la formalidad y dirigirse hacia ella como "usted". Se sentó al medio de la cama y le sonrió, pero no contestó.

- ¡Respóndame!- el exigió una respuesta, pero luego se retractó.- no, mejor no lo haga. ¿Sabe qué? Iré ahora mismo a hablar con el encargado del hotel.

Se giró y a grandes zancadas quedó de pie frente a la puerta principal. Tomó la manilla y trató de girarla para abrir la puerta, pero ésta no se movió.

Servicio a la habitacion-One Shot. [Ruggarol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora