Llamada a la Suerte

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En aquella tranquila ciudad, vivían dos jóvenes amigos.

El mayor (mas solo por un par de meses), se llamaba Hajime Hinata. Siempre fue una persona bastante callada, casi antisocial. Aunque, ganándote su confianza, era muy amable y hasta divertido.

Su mejor amigo era Nagito Komaeda. Su personalidad era un tanto distinta (por no decir que opuesta) a la de Hajime, charlatán, sociable, gentil y hasta algo chismoso; pero con graves tendencias auto-despreciativas, siendo este muy rudo consigo mismo. Aunque poca gente (solo la más cercana a él) conocía este rasgo del albino.


Se conocieron en la guardería, donde se amigaron casi instantáneamente. Desde ese entonces hasta el día de hoy, no volvieron a separarse. Ambos compartieron tanto la primaria como secundaria juntos, y ahora estudiaban en la misma preparatoria (aunque en cursos diferentes).


Habían pasado por tantas cosas juntos...

Por ejemplo, esa trágica vez en la que Hajime fue rechazado por la chica que le gustaba (Chiaki Nanami, una de sus mejores amigas durante la primaria) al finalmente confesarle sus sentimientos, y Nagito debió de pasar días y días consolándolo.

O esa otra vez en la que, con ocho años, Nagito se dobló la pierna mientras andaban en bicicleta y Hajime tuvo que cargarlo hasta el hospital más cercano (a unos 2km aproximadamente desde donde estaban).

Ah... Dulces y tiernos recuerdos, ¡qué nostalgia!



Aunque su relación no podría ser considerada como una simple amistad... Ambos chicos se sentían respectivamente atraídos por el contrario.


Komaeda fue el primero en darse cuenta de sus sentimientos hacia Hinata, mas se decantó por mantenerlos en secreto, para así no poner en peligro su tan querida amistad. Además, él creía que el otro todavía estaba enamorado de Nanami.

Hajime tardó un poco más que Nagito, pero también terminó por darse cuenta de que lo que sentía por el albino era más que un cariño fraternal, y comenzó a desear algo más que una amistad. Él tampoco se animaba a decírselo, no quería tener que volver a pasar por algo similar a lo ocurrido con la pelirrosa; ya que esta vez, de ser rechazado, no contaría con el apoyo y consuelo de Komaeda.



~*~



Pasando a otro tema, esa misma noche, nuestros queridos protagonistas se hallaban reunidos en la casa del menor de ellos, para celebrar su cumpleaños. Como ya era tradición, este no había invitado a nadie más que a Hinata, su más querido amigo.

Allí pasaron la noche, charlando, comiendo hasta no dar más, viendo películas y escuchando música. Estaban pasándosela en grande.


Cuando ya se habían quedado sin ideas sobre qué hacer a continuación, a Komaeda se le ocurrió jugar Verdad o Reto.

En un principio se hacían las preguntas típicas y se encargaban retos inocentes. Pero, con el correr de los minutos, comenzaron a subir el tono de sus preguntas, y a proponer retos más difíciles y atrevidos. Desde bromas telefónicas a probar lo más extraño que encontrasen en la alacena.



–¡Es mi turno! – exclamó el albino – ¿Verdad o Reto?

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