Mi nombres es Franco Alfaro, soy hijo de Mirta Pereira y Luis Alfaro. Mi vieja es borracha y mi viejo chorro. Mi hermano también es chorro y borracho. Y yo, bueno, me crié en esa casa. Me piden que me rescate, pero a veces no podes lo único que te importa es sobrevivir. El problema, es cuando eso que necesitas para sobrevivir se vuelve inalcanzable. Si ya sobrevivir es jodido, intentá sobrevivir portándote bien.
La gente piensa que uno se mete en quilombos porque le gusta, no porque no tiene otra opción.
No entiendo cuando te dicen que hagas buena letra, si ya esta todo escrito.
Me pidieron que escriba cómo me siento, y la verdad, por ahora estoy joya. Pensé que me iba a costar más hacer buena letra.
Cuando estas acostumbrado a hacer todo mal es raro sentir que esta bueno hacer algo bien. Sentís que te estas traicionando a vos mismo y te gusta. No sé como explicarlo, es muy loco.
Uno está acostumbrado a meterse en quilombo, y sentís que los quilombos te buscan.
Pero te das cuenta que podes evitarlos, que hay cosas mejores para hacer, ahí te va cayendo la ficha.
No es que uno no quiera rescatarse lo que pasa es que cuando venís fallado de fabrica es mas fácil hacer las cosas mal que hacer las cosas bien.
Cuando uno esta acostumbrado a sobrevivir y nada más, hace lo que sea menos disfrutar. Y esta tan bueno disfrutar. Reírse, divertirse, relajar son cosas que uno olvida cuando esta metido en quilombos. Lo único que pansas es en zafar.
Pero uno no se entusiasma mucho, es la fija, cuando le tomas el gusto a volar te bajan de un hondazo.
Después de andar toda la vida en mala uno le esquiva a la buena no porque no la quiera sino por miedo a acostumbrarte y después te falte.
Cuando te criaste en una casa sin techo no te ilusionas mucho con los días de sol porque sabes que tarde o temprano va a venir la tormenta.
Cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía. Por eso los tipos como yo desconfiamos de la vida.
Acostumbrarte al no es fácil, lo duro es cuando te entusiasmas con un si. Porque ahí, el no duele mas.
Más te acostumbras a las caricias, más te duelen los golpes.
Cuanto más alto saltes más va a doler la caída.
Cuanto más abrís tu corazón más fácil es romperlo.
Eso los sabemos muy bien los que nacimos en el barro. Cuanto más fuerza haces para levantar la cabeza más se te hunden las manos.
Uno no se engaña con sueños de felicidad porque el desengaño duele más que mil palizas.
Los tipos como yo no nos entusiasmamos con el futuro. Los tipos como yo nos entusiasmamos con el futuro porque sabemos que siempre va a venir el pasado a buscarnos.
Así somos los desgraciados, no nos entusiasmamos mucho con la felicidad. Porque por más avance que hagamos siempre va a pasar algo que nos va a llevar a foja cero.
Hay una extraña sincronía entre todas nuestras misiones. Todos, de alguna manera, van recorriendo un camino similar.
Todos pasaron de no querer aceptar ningún tipo de ayuda a atreverse a soñar que una vida mejor era posible. Pero claro, el karma negativo de todo lo que hicieron antes se paga.
Como si caminaran por una huella muy profunda y marcada y de la que no puedan salirse. Aunque quieran ir por otro camino una fuerza muy poderosa los empuja hacia atrás.
Pero a pesar que el peso de sus hombros los hunda en el fango, algo ya cambió. Una tigua de esa otra vida es posible.
Aunque todavía el malo conocido sea mejor que el bueno por conocer. Ya tienen una idea de lo bueno y lo malo. Ahora hay un dolor que ya no es resentimiento de lo que nunca se tuvo sino nostalgia de lo que se perdió y lo que se perdió se puede recuperar.
Aunque un mandato todavía muy fuerte haya borrado de un plumazo sus pasos trémulos y haya vuelto a foja cero hubo pasos. Aunque ahora estén igual o peor que como empezaron hubo avances y eso es esperanza.