La muerte le dijo que el final estaba cerca, él advirtió a todos, en el momento todos se alertaron menos él ya que mientras más se alterarán más se alargaba el final, él vivía para advertir y ellos para escuchar, la muerte moría por verlos sufrir no por asesinarlos y él vivía para la muerte. Cada respiro que él daba en un siglo pasaba y vivía con otra generación abandonada, ella con cada muerte que celebraba con una copa de vino se embriagaba y cada vez que el moría para volver a vivir los dos brindaban, tomados de la mano frente a los ojos de los que morirían se besaron hasta dejar una nueva marca que representaba el número de vidas pasadas.
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Amarás mis lamentos y odiaras mi risa.
RandomCuando empecé a escribir las obras que se presentarán pensaba como expresar hechos tan simples de manera que todos quisieran vivirlos. Me gusta mucho escribir sobre el sufrimiento que sentía y que tal vez nadie lo hacía como yo. Soy Jesús Villalva...