» Parte única «

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M A R S H A L L

Me encontraba en mi casa, algo cansado, la noche anterior había dado un concierto y me emocioné tanto que terminé exhausto. Estaba algo aburrido, así que dejé de mirar el techo y picarme la nariz, para buscar mi sombrilla y volar hacia el dulce reino.

No era novedad ir hasta allí sólo para molestar al soso de Bubba, -apodo que por cierto, le puse yo- ya que últimamente se me había hecho un hábito, un mal hábito. "¿Por qué?" te preguntarás, simple, porque me dí cuenta que estaba enamorado de él.

Sí, aunque no lo dijera en voz alta, aunque no lo aceptara, lo sabía y muy bien, la bola rosa de chicle me tenía completamente a sus pies. Pero obviamente, él no lo sabía, no era tan descarado como para ir y decírselo. Además, mi vergüenza, orgullo y dignidad eran más fuertes y no me lo permitían.
En el camino me encontré a Fionna y Cake, que según ellas, el príncipe las había llamado para una misión. La suerte estaba de mi lado, porque la gata se ofreció a taparme el sol así no tendría que llevar la molesta sombrilla.

Ya en el castillo, Bubba las recibió con una hermosa sonrisa, -bueno, para mí todas sus sonrisas son hermosas- en cambio, cuando me vio se mostró sorprendido y luego enojado.

- ¿Qué hace Marshall Lee aquí? - preguntó el chicle rosa con una mueca de desagrado.

- Ya deberías saberlo, chiclesito. - le guiñé el ojo, lo que hizo que se irritara más. Me gustaba molestarlo.

- Ugh, está bien, quédate, pero no molestes. - frunció el ceño y le saqué la lengua.

- Voy a tratar, Bubba. - sonreí malicioso.

Subimos a su alcoba, mientras Bubba les explicaba la situación y lo que debían hacer a las chicas, -no sé qué era, no estaba prestando atención- me acosté en su cama, era todo muy rosa y me empalagaba, pero sabía que algún día yo estaría siendo azotado y embestido brutalmente ahí.

...

Eh...

¿Qué?

Me sonrojé e ignoré el hecho de haber pensado tal cosa y seguí mirando al techo, me aburría igual que en mi casa, así que decidí escabullirme al laboratorio. Habían muchas puertas, iba a ser difícil de encontrarlo otra vez, pero por suerte creía recordar que tenía un letrero gigante que decía "LABORATORIO". Cuando por fin lo hallé, intenté abrir la puerta, pero estaba cerrada con llave.

- Genial. - susurré, estaba a punto de perder la esperanza, hasta que vi una ventilación por encima de la puerta y sonreí.

Levité unos metros por sobre el suelo, cuando estaba lo suficientemente alto la abrí y gateando -el lugar era muy estrecho- seguí mi camino hasta encontrar otra reja de ventilación, me asomé y efectivamente, estaba ahí.
Salí del pequeño lugar y me quedé estupefacto al ver tantas cosas raras, posiones y líquidos, artefactos, hasta criaturas que no había visto la última vez que estuve allí. Caminé por el gran salón, asombrándome cada vez más por lo que veía, quería tocar algo pero tenía miedo de que me pudiera hacer daño o que pasara lo de la última vez.

Todo iba bien, hasta que escuché que alguien abría la puerta con llave. Entré en pánico y me escondí detrás de una estatua -no sé por qué había una-. Se oyeron voces, dos para ser exacto.

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⏰ Última actualización: Dec 03, 2016 ⏰

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