Recuerdos (especial Laurie)

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Desde muy pequeña, él siempre estaba ahí. Con esa sonrisa calmada. Era buena persona. Me dejaba entrar a su casa, era amigo de mi madre. Cogía sus libros, todos eran muy bonitos para mi. Él estaba sólo siempre, se apartaba de la sociedad. Aunque todo indica que era un pedófilo, eso no era verdad. No hacía daño, sólo quería estar tranquilo. Las personas lo alteraban. Pero yo no. Él quería estar conmigo, me trataba como si fuera su hija. Yo no tenía padre. Había muerto en un accidente de tráfico. Un camión, cuyo conductor iba borracho, se estrelló contra el coche de mi padre. No sufrí mucho, se fué cuando yo tenía tres meses. Mi madre si, pero fue fuerte y lo afrontó extremadamente bien. Ella era luchadora, y de tal palo tal astilla. Cada día que tenía tiempo libre, iba a su casa, y me contaba una nueva historia fantástica.

Hasta que un día.

Él asesinó a mi mamá.

Estaba poseído. Estaba loco. Sediento de sangre. Desde la casa, antes de que lo hiciera, podía ver como vigilaba el vecindario. La calle, cada día, tenía más coches patrulla.

Desapariciones, asesinatos, mutilaciones, agresiones...

Ellos lo definían como "la masa viviente", y día tras día transcurría así. Esta vieja calle acabó convirtiéndose fúnebre. Las noches daban miedo. No se sabía quien podía morir la mañana siguiente. Obviamente, nadie sabia quien era, salvo yo.

Me armaba de valor y supervisaba todos sus actos. Pero un día, cuando salía de la casa de mi vecina, me vió.

A partir de ahí, las cosas empeoraban. Todos los días tenía su vista fijada en mi. Este acoso, esa obsesión, esa presión... eran demasiadas.

Un día tuve que salir de noche, por una circustancia de la que ya ni siquiera logro recordar. Me le topé, armado con un espantoso cuchillo bañado en sangre. Corrí lo más rápido que pude. Ni se movió. Cuando pasaba una esquina o algo que impidiese la visión sobre mí, avanzaba unos pasos y seguía observandome.

Entre en mi casa corriendo, más rápido que en cualquier otro momento, y cerré con llave. Subí al piso superior, y le ví fuera mirando directamente a la ventana. En un pestañeo desapareció, y un ruido vino de las escaleras. Asustada, taponé la puerta. Silencio.

Sabía que estaba detrás de esa puerta a la muerte. Transcurrieron minutos que parecían horas, que digo, años...

Derrumbó la puerta.

Me cogió, ni fuerte ni flojo. Me miró. Una mirada bastó para decirme que no quería matarme.

- Ven, Laurie. Ayúdame y te perdonaré la vida.

Fuimos a un recinto cerrado. Era la misma calle: coches de policía por todas partes, los parques tranquilos, ganchos horripilantes y... mi casa.

Tenía que embaucar a los supervivientes que llegasen para que un ser "superior" devorase su sangre y sus almas.

Le traicioné. Un joven escapó por una trampilla, que recientemente había instalado en ese y otros, por así decirlo, sectores, cada cual más terrorífico que el otro. Me encerraron en una celda invisible, destinada a pasar ahí toda la eternidad. Eso pensaba, hasta que ese chico vino por mí...

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Hola. Antes de nada, de momento la más votada para morir sería Claudette Morel (¿es así?), pero aún así no hay nada escrito aún.

He hecho este capítulo "especial" para hacer tiempo, y ya que no hay una historia muy concisa en el juego principal, he decidido hacer esta.

Chao :D

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