Capítulo I

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Gruñó sin poder evitarlo y pateó una de las ruedas del auto cuando se bajó. Su padre lo miró con el ceño fruncido, regañándolo con la mirada, pero no hizo más que cruzarse de brazos y rodar los ojos.

—Hijo.

—Padre —imitó.

El hombre frunció el ceño—. Compórtate.

—Sé comportarme.

Mentira. ChanYeol era de aquellos cambiaformas que no tenían armonía con su lobo, los cuales se volvían seres estúpidamente catastróficos cuando algo se salía de control.

Se suponía que ya estaba mayor, al menos lo creía así con sus veintidós años, pero sus padres se entusiasmaron bastante con la idea de enviarlo a un campamento de verano, incluso a pesar de su edad, y pareció ser la oportunidad perfecta para meterlo en un terrible calvario que le terminaron confirmando con unas cuantas palabras: Necesitamos que encuentres a tu pareja, ChanYeol, y es ahí donde los cachorros buscan la suya. Aún se molestaba al recordar las palabras de su padre cuando le dijo la razón por la que iría a ese aniñado campamento.

—Por favor, ChanYeol, procura no golpear a nadie. —El hombre revisó la hora en su reloj de muñeca—. JongIn llegará en unos minutos. —Bufó y se cruzó de brazos mientras veía como la gente, tanto adultos como niños, corrían de un lado a otro mientras arrastraban sus maletas—. Contrólate.

—Papá, maldición. No soy un puto perro —espetó entre dientes.

—Lo eres. —Su padre lo apuntó con el dedo índice—. Y uno que aparenta ser un perro callejero que tiene rabia o algo así.

—El que encuentre a mi pareja no hará que las cosas mejoren.

—Sí lo hará, ChanYeol. Yo era aun más desastroso que tú —Rodó los ojos, sabiendo que su padre empezaría con la misma historia de siempre—, pero luego conocí a tu madre y todo estuvo en paz. Quiero eso para ti, hijo.

—No quiero una pareja.

Su padre gruñó de manera animal y para ChanYeol se le fue inevitable sorprenderse. Vio los destellos dorados en sus ojos y ladeó un poco la cabeza, curioso por la razón por la cual su padre estaba tan enfadado.

En cuanto miró a uno de los costados notó a dos pequeños niños tomados del brazo mientras miraban a su padre con cierto terror. ChanYeol les gruñó con fuerza de una manera animal y los niños corrieron asustados hacia sus madres.

—ChanYeol. —Las manos de su padre cayeron sobre sus hombros—. Por favor, hijo. Por lo que más quieras... —Los ojos de su padre conectaron con los suyos y se sintió estremecer—. Te volverás loco si no encuentras a tu pareja.

—No la necesito —repitió, consiguiendo que su padre cerrará los ojos y soltara un suspiro.

—Entiendo —murmuró el hombre y luego lo soltó—. Toma tus cosas y anda a recepción. Tengo que volver a casa.

ChanYeol imitó las palabras de su padre en un tono chillón, pero le obedeció. Una vez que el hombre estuvo dentro del auto bajó la ventanilla y ChanYeol le gruñó, el hombre rodó los ojos, pero también le dio un gruñido de vuelta. Esa fue su despedida.

—ChanYeol —Frunció el ceño cuando escuchó aquella voz a lo lejos—, pensé que se me sería más difícil encontrarte.

Se giró hacia JongIn apenas lo reconoció—. ¿Qué tal el viaje?

—Nada fuera de lo usual. Tao se vino vomitando la mitad del camino hacia acá. —Su amigo apuntó hacia su hermano, el cuál asomaba la cabeza por fuera de la puerta del auto para seguir devolviendo su desayuno.

Peculiar • || ChanBaek ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora