Capitulo 6; Secuestrados

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-¿Se puede? –Kevin asomo la cabeza por la entrada de la sala

-Claro –Dana giro el rostro para mirarle y dejo la revista sobre el sofá, a su lado

-Walter acaba de llamar –Kevin camino despacio hasta pararse junto a ella –Tu padre ordena que te lleve a la cabaña

-¿A la cabaña? –Ella resoplo asqueada -¿Por qué?

-No lo se –se encogió de hombros –Guarda todo lo que necesites y nos vamos

-Esta bien –Dana se levanto con pocas ganas y se dirigió  a su habitación

La cabaña era una preciosa casa de madera que su padre mando construir en un terreno en la montaña.  Un lugar alejado, oculto, que solo conocían las personas mas cercanas a ellos.  Y Dana podía hacerse una idea de la razón por la que su padre la enviaba allí.

Una vez lista la maleta, bajo al salón, donde Kevin la estaba esperando y juntos se dirigieron al auto

-¿Estas bien? –El la observo de reojo mientras arrancaba

-Si –ella asintió –Tenemos que parar a comprar

-¿Comprar que? –Frunció el ceño mientras conducía

-Comida –Dana miro por la ventanilla –No creo que halla nada allí

-Esta bien –suspiro pensativo

Y se dirigieron al centro comercial, Kevin aparco el auto en el parking subterráneo y subieron en el ascensor.  Hacer la compra con ella le resulto una situación muy extraña, llevaba el carro mientras Dana cogia las cosas y los dejaba en el

-¿Vino blanco o tinto? –le enseño ambas botellas

-¿Y que mas da? –se encogió de hombros –Estoy trabajando, no bebo

-Que buen chico –sonrió y dejo ambas botellas en el carro

-¿Podemos terminar de una vez? –Kevin miro el carro repleto -¿No es demasiado?

-Parece que no te gusta ir de compras –Dana le miro de reojo con una sonrisa –Hemos acabado ¿Contento?

-Contentísimo –rodó los ojos y empujo el carro por el pasillo, dirección hacia la caja

Y tal y como Kevin dijo, era mucho  Habian comprado demasiado y ahora tocaba llevar todas las bolsas al coche.   Dana se adelanto con tres bolsas y el la siguió tratando de llevar todo lo demás

-Te dije que era mucho –hablo molesto mientras forcejeaba con la bolsa que resbalaba de su brazo y la otra que colgaba de uno de sus dedos

-¿Puedes dejar de quejarte? –Dana se paro en mitad del aparcamiento y se giro para mirarle

Amor ilegalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora