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Besos de Sangre

24 de diciembre del 2016

La noche oscura cayó lentamente en el manicomio la Piedad al igual que las lágrimas de soledad en los profundos pasillos de la clínica. Ese día era noche buena, Erika lo sabía, pero ya no tenía ningún significado, de hecho le lastimaba hasta el fondo del alma haber sido parte de esa industria barata en el pasado.

Casi todas la enfermeras se habían ido a casa, menos Mariza y Claudia, ellas no tenían familia. Las habían mandado a dormir temprano, una por una para no hacer revuelta ni escándalo, las locas obedecieron de inmediato como ovejas dóciles sumidas totalmente en su mundo.

Erika le sonrió a Mariza cuando fue su turno de ir a dormir y ésta se estremeció al ver su sonrisa tan sensual y llena de secretos.

"LOCAS" así las llamaba Mariza descaradamente cuando se refería a ellas. Mariza pensaba que no la escuchan pero lo cierto era que todas y en especial la dulce psicópata de Erika prestaban atención a sus palabras.

—Un día va amanecer muerta — canturreó contenta Erika al llegar a su habitación.

Cabeza roja se volvió a verla sorprendida, odiaba cada vez que hacía ese tipo de comentarios, porque sabía que su malévola institutriz era muy capaz de realizar lo que se le pegara en gana.

—Me agrada cuando hablas Erika, pero me regocijaría más si no fueses tan sanguinaria —contestó indignada Cabeza roja desde su litera.

—¡Vaya, pero si hablas como toda una señorita! —exclamó en una carcajada la chica, sus ojos en ese momento cambiaron a un color miel, casi del color del oro, y cabeza roja se quedó embelesada por un momento al ver el cambio tan drástico.

Cabeza roja refunfuño y volvió a la cómoda posición de su litera para continuar leyendo la segunda edición del libro "Mandalas para el alma".

—¿Estás enfadada? —preguntó de repente Erika cuando su cabeza se asomó a verla.

Cabeza roja escondió el libro lo más rápido que pudo y a su parecer Erika no la vio hacerlo, a ella le molestaba que buscará formas arreglarse el espíritu, su protectora le decía mil y un veces que si su alma llegará a cambiar para ella no sería más que otra niña estúpida.

—No lo estoy —afirmó muy segura la pelirroja con múltiples pecas sobre el rostro, "Nadie tiene una cara tan angelical y una mente tan macabra" pensaba Erika con frecuencia cuando la veía frente a frente.

—No deberías —añadió Erika con toda la elegancia del mundo —Tú tienes mucho potencial y lo sabes...

—¡No quiero escucharte de nuevo! —gritó exaltada la chica de 17 años.

—Bien, no discutiré contigo —cedió .alterada —, total, todo lo que no quieres oír en voz alta ahora tú ya me lo dejaste claro aquella noche del apagón ¿Recuerdas?

—Cállate Erika, no todas queremos ser como tú —respondió severamente la joven y de un salto bajó de la litera para darle cara a la única odiosa con la que se podía hablar en ese lugar.

—¿Cómo yo? —preguntó incrédula Erika mientras reía genuinamente — te recuerdo, que tú también estás en un manicomio, querida, tú no quieres ser como yo, tú ya eres como tú y eso es probablemente peor.

—No quiero estar aquí, no quiero ser más así...

—¡Maldita sea Collette! ¡Deja de ser tan ingenua! —Y la abofeteó.

Lunático amorWhere stories live. Discover now