Through The Mirror

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-Prepárate a desaparecer, Salvadora.- Advirtió la Reina Malvada colocando el espejo en dirección a la rubia.

-¡Emma!- Regina apartó a Henry a un lado y corrió hacia la otra punta del pasillo de su cripta.
Pero no llegó a tiempo.

Las nubes moradas se hicieron con la sheriff a modo de remolino y tiraron de ella hacia el interior del espejo. La alcaldesa, sin embargo, si que llegó a tiempo para que eso la atrapara junto a su amiga y ambas se vieron succionadas.

-¡Mamás!- Gritó Henry.

La Reina mantuvo su satisfecha sonrisa tan solo un instante. Una fuerte pérdida de equilibrio la hizo caer sobre su costado. Algo la había dejado aturdida.

-¡Mamá!- El chico presintió algo malo, algo horrible. Porque no se podía dañar a la parte mala sino dañando al original. -¡Mamá, vamos!- La sacudió sin obtener respuesta.

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Sheriff y Alcaldesa cruzaron el espejo y fueron a parar a un extraño y deshabitado paraje que no reconocían.

La rubia cayó rodando con los brazos encogidos para no dañarse y permaneció boca abajo unos segundos. Quería asegurarse de no estar muerta, situarse en un tiempo y un espacio y saber qué había pasado.
Se incorporó echándose un vistazo rápido para asegurarse de estar de una pieza y resopló. Miró a su alrededor: qué extraño mundo...

Emma se acercó indecisa a uno de los espejos, fue a limpiar el polvo cuando en este se reflejó el pasillo de Granny's. Eso no le era de mucha ayuda, pero pareció darse cuenta de que la gente a ella no la veían. Puso su mano sobre otro espejo y apareció la imagen de la cripta en la que hace unos minutos se encontraban.

-¿Henry?- Distinguió a su hijo y agarró el espejo.

-Por favor, algo malo les ha pasado a mis madres...- Pidió el chico.

-Esta bien, Henry...- Aseguró David agachandose a comprobar que todo fuera bien. -Blanca...llama a una ambulancia.-

-¿Cómo dices?-

-¡Que llames a una ambulancia!- Mostró su mano ensangrentada.

El espejo cayó de manos de la sheriff, rompiéndose en tres trozos.

-¿Regina?- De pronto, recordó el grito de la morena al correr hacia ella, y la posibilidad de que ella estuviera allí también. Pero su amiga no estaba a la vista. Entonces distinguió la figura negra estirada de espaldas junto a la piedra del centro. -¡Regina!- Corrió hacia la morena, tirándose de rodillas a su lado.

Emma agarró el hombro de la alcaldeda y le dio la vuelta hacia ella. Esta se dejó girar cual peso muerto, sin responder a sus intentos por despertarla.

-Regina, vamos...- Sacudió su hombro una vez más. -Despierta, por favor...-

Entonces elevó la vista a la roca, fijándose en la pequeña marca roja que había en ella. Volvió a mirar a Regina y, con sumo cuidado, le giró la cara a un lado. En efecto, se había golpeado la cabeza contra la roca, con intensidad diría.

-¡Regina!- La sacudió por el cuello de su chaqueta. -Joder...- Pegó su oreja al pecho de la morena para comprobar que esta respirara y así era, aún. -Regina...- En ese momento, Emma fue consciente de que si ella había salido disparada estando completamente quieta, Regina corriendo a toda velocidad para detener a su yo malvado, habría tenido que lanzarla fuertemente contra la piedra.

Se quitó su chaqueta de cuero roja, doblandola para, con cuidado y de rodillas, ponérsela a su amiga bajo la cabeza.

-¡Lo siento!- Se dio cuenta de la gravedad del golpe y se sacó el jersey blanco para apretarlo contra su herida. -Regina, por favor...-

The World Behind The MirrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora