Pánico en la oscuridad

Fuera Luces

Volví a mi cuarto tras ver a la chica. No recuerdo bien mi regreso, pero sé que llegue casi al amanecer.
En mi cabeza sólo rondaba la pregunta de si volveria a ver a la chica, tenía que volver a verla... Si bien era cierto que no conocía a mucha gente de este lugar, creo que los pocos que he visto me tratan de proteger.
Me había acostumbrado a mi pequeña celda tipo posilga, acomodé mis cosas en un rincón e incluso volví mi cama más cómoda. ¿Que como lo hice? Simple, bueno... no tanto. En realidad cada día al abrir los ojos hay algo nuevo en mi puerta: ropa (aunque un poco gastada), madera, papel.. cosas así.
Pues bien, mi "felicidad" acabó cuando una guardia tocó a mí puerta y me pidió que la siguiera. Por poco pregunto si era real, ya que no estaba seguro estos dias de lo cierto o lo falso, pero supuse que sería tonto hacerlo.
La seguí hasta una puerta oxidada muy grande, tan sucia que no se podían leer las letras en la parte de enfrente. La abrió con un chirrido, uno feo; penetró luz mientras se abría, y también pequeñas risas, algo ahogadas.
Supuse que estaba en el lado del Orfanato por fin; creí que sería más lindo, pero no fue así: había niños con ropa llena de suciedad y excremento, el piso estaba igual de sucio y el olor ni se diga.

—¿Qué hago aquí?— Pregunté a la guardia.
—Ni esperes quedarte aquí, sólo harás trabajo de limpieza.— Contestó seca mientras se daba la vuelta y se iba.

Reconocí a alguien entre los niños. Era la chica que había visto hacia un tiempo, ¿cuál era su nombre? Ah, sí, Danyl.

—Hey.— La saludé, pero no respondió a mi saludo. Se acercó a mí y susurró:

—Estar en el Asylum es mejor que estar aquí, vete y no vuelvas.

—¿A qué te refieres?

—Ellos van a venir otra vez, no quieres estar aquí cuando suceda, ¡vete ya!— Estaba asustandome realmente. El susto fue mayor cuando las luces se apagaron y los niños Gritaron. No entendía  como se oscureció tanto si era de día, pero estaba muerto de miedo. Danyl sólo remató.— Te lo dije.