Huye

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Guíe al muchacho por el valle hasta llegar al árbol, sabía que había llegado de allí, de detrás de ese lugar.
-Allí. Hable apuntando el hueco entre las ramas que dejaba el árbol- es peligroso las ramas tienen espinas, pero si quieres volver de donde vienes ese es el camino.
El pequeño alzo la mirada, sus ojos color carbón brillaban y estaban cristalizados, aún así sonreía como cuando lo vi por vez primera.
-No vendrás con migo?
-Este es mi hogar, tal vez no sea lo que siempre quise, tal vez siempre se mantenga en esa escala de grises tan deprimente y aterradora- solté una risa amarga, mi sueño simple había sido escapar de aquí, pero yo no pertenecería en algún otro lugar- tal vez nunca volvamos a vernos, y eso no está mal, se feliz pequeño, y yo también lo seré.
Las lágrimas que caían de sus bellos ojos empapaban todo su rostro, pero eso no impidió que en una corta carrera posara sus manos al rededor de mi cintura y apoyara su tierna cabecita en mi estómago, seguía llorando, lo sentía por que mi remera se había humedecido, levante su dulce carita angelical, y seque sus lágrimas.
- No llores, ambos estaremos bien- le di la sonrisa más sincera que alguna vez pude darle a alguien.
-Lo se... Pero nunca me han gustado las despedidas.
Me agache a su altura y bese su tierno cachetito para que luego el se encaminara dentro de las frondosas ramas del árbol y desapareciese así de mi vista y de mi vida.

MonocromáticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora