MI VIDA

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Soy David, yo vivo en un manicomio, un poco grade a mi parecer, no sé cuánto tiempo llevo aquí pero la verdad ya no importa. Tengo a mi amigo el Doc., el es muy divertido, dice que estoy algo loco, debido a lo que hice, pero lo que desconoce es que no tengo idea de que hice.

Aquí, por lo que sé, no somos muchos los que habitamos ni muy amigables, pero yo los quiero a todos a pesar de ello.

Todos los días me levanto por el frio, ya que nuestras habitaciones no poseen calefacción, además las puertas parece que se caen gracias al frio, porque son metálicas y el frio las congela. Luego mi amigo el Doc. Me da medicinas de colores varios, estas saben muy mal, ¡las odio!

Las medicinas me hacen ver cosas que no quiero, cosas perturbadoras y algo sádicas, el Doc. dice que no me las volverá a dar. Sin embargo, algunas cosas que veía me daban la impresión de ser pistas de lo que había hecho para estar aquí.

Tiempo después algo paso, algo que cambio todo, no solo para mí. Me encontraba en la parte superior del manicomio, en la extensa biblioteca para ser exactos. Fue cuando sonó la alarma de incendios, que Salí corriendo a buscar ayuda, lo extraño es que no había fuego ni nadie en los pasillos, pareciese que hubiesen salido debido a la alarma, por ende baje a la primera planta para buscar a alguna persona que me explicara que sucedía, pero ahí tampoco había gente, solo había un poco de sangre derramada en el escritorio. Junto a la sangre habían unas llaves, las tome y al no saber de donde eran pensé buscar la puerta correcta.

Me comenzaba a estresar al no encontrar la puerta y solo encontrar más y más sangre. Pasados unos minutos de estar caminando por el manicomio, empecé a sentir que alguien me seguía, aun así cada vez que volteaba a ver quién era no encontraba a nadie detrás mío. Pero seguía sintiendo ese algo, estaba preocupado, por ello me enfoque en la búsqueda de todos los residentes, en especial al Doc.

Seguí caminando en lo que parecían horas, mis pies dolían y no lograba calmarme, pero a pesar de eso seguí buscando, son ningún sonido más que mi respiración para hacerme compañía. De repente un grito me sobresalto, era un grito de terror que sonaba mas allá del lugar en que me hallaba. Quise salir de ahí, regresar por donde vine, pero al pensar que podía haber alguien que me explique qué estaba pasando dude de moverme en dirección contraria al grito.

Al final decidí ver quien fue la persona que hizo semejante grito. Silenciosamente me acerque a la habitación de donde el sonido provino, entonces entreabrí la puerta, lo suficiente para ver que había dentro. Pero al mirar note que no había nadie, solo mas sangre fresca.

Al no percibir a nadie, decidido a irme de ahí me aparte de la puerta y me dispuse a seguir mi búsqueda, fue entonces que vi algo brillante en el suelo, era un anillo conocido para mi, era el anillo del Doc., el no debe andar muy lejos de este sitio. Me puse en marcha motivado a encontrar al Doc.

Camine y camine, pero no encontré ni rastro de personas. El cansancio me estaba ganando y seguí perdido sobre la situación en que me encontraba. Fue en ese instante que sentí un escalofrió tan fuerte, como si alguien me observara con tal intensidad llegado el punto de helarme hasta los huesos con su mirar. Me quede quieto y vi de reojo tras mío, resulto que no había nada, pero yo sentía que había algo.

Salí corriendo al momento en que mi vista se poso en una silueta de lo más extraña, no parecía humana. Corrí hasta no poder mas, no sabía adónde iba, ni por cuánto tiempo escape. al detenerme a recuperar el aliento, pude apreciar donde termine, me hallaba cerca de la habitación del Doc., este lugar estaba tan desierto como cualquier otro espacio dentro del manicomio. Fui hacia la habitación del Doc. esperando que estuviera ahí, al acercarme lo suficiente pude ver que la puerta estaba teñida de carmesí, asustado intente abrirla, incluso intente con aquellas llaves que había recogido, pero esta no cedía ante mis esfuerzos.

De un momento a otro aquella peculiar silueta, la cual presencie anteriormente se aproximaba a donde parado estaba. Tras verla tire aun mas de la perilla de la puerta pero no dio resultado.

Tras esto solo veía oscuridad, no tenía idea de que había pasado, ni de donde me hallaba. Escuche una voz llamándome, fui recuperando la vista poco a poco entonces la silueta de alguien frente a mi fue tomando forma, era el Doc. que me observaba atentamente. Pasados unos minutos él hablo, me explico que había sufrido efectos secundarios de las medicinas que me habían hecho experimentar alucinaciones a la hora de dejar de ingerirlas.

Al comprender eso, el Doc. me hizo una serie de preguntas sobre mis alucinaciones, así como que pensaba respecto a ciertos hechos de mi relato. Al finalizar con el cuestionamiento me dirigí a mi habitación a descansar a petición del Doc.

Llegado a mi piso me recosté en mi cama y cerré lentamente los ojos mientras una sonrisa se formaba en mis labios, al saber que mis alucinaciones eran mi motivo para estar en el manicomio.

Ahora pude probar como se sintieron mis victimas al ser perseguidas sin encontrar salida, ni ayuda solo miedo e impotencia. Que buen recuerdo es ser el que provoco ese sentimiento en ellos. 

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⏰ Última actualización: Nov 16, 2016 ⏰

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La vida de un maniaticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora