Prólogo: Black Dog en la granja

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Londres- Inglaterra


La zona rural en las afueras de Londres era uno de los pocos paisajes de los cuales realmente podía disfrutar con plenitud. Casas humildes, árboles por doquier, aire fresco e...


-Insectos... una enorme y asquerosa nube de insectos acaba de chocar contra el parabrisas -se quejó Marcus mientras encendía el limpiaparabrisas.



Yo reí por lo bajo, verlo enfurruñarse por algo tan trivial era divertido de cierta forma, al igual a cuando se enojaba porque abrochaba mal los botones de su camisa o el nudo de su corbata quedaba disparejo, en fin, siempre se enojaba por cosas, que, desde mi punto de vista, eran sencillas.



-Vamos ¿Qué más da si llevamos un puré de insectos pegado en el vidrio? Vuelve la vista más colorida -respondí mientras bajaba la ventanilla del auto para que entrara un poco de aire.



-Quizás a ti no te importe pero es algo difícil conducir sin distraerme con ese montón de cadáveres delante mío



-Oh, que cruel eres ¿Qué te ha hecho ese grupo de ancianitas? Ellas solo conducen un viejo escarabajo a ¿Cuánto crees que vayan? ¿40-50 Km/h? -bromee mirando al vehículo de adelante.



-Altaír, hablo en serio



-Ya, deja de quejarte, más deberías preocuparte por qué cenaremos esta noche -dije comiendo una galleta con miel mientras volvía a mi lectura.



- ¿Qué lees? -preguntó curioso luego de varios minutos de silencio.



-Eg jaguejo gue gos Bagquedville



- ¿Qué cosa?



-El sabueso de los Baskerville -repetí, esta vez sin sostener una galleta entre mis dientes que me hiciera balbucear como un bebé.



- ¿Lo escogiste a postas o fue coincidencia?



-Las coincidencias no existen, mi querido amigo, solo la casualidad-respondí pasando de hoja.



Habían pasado solo un par de horas desde que habíamos terminado una misión y ahora estábamos en camino de regreso a casa.

Hace algunos días llegó a mi agencia una ancianita con grandes lágrimas en sus ojos y una caja con seis botellas de leche en su interior, tres potes de miel y pan casero ¿Cuál era petición? Que me encargara de la bestia que asesinó a su querido nieto Jerry. Por lo general me habría negado, digo ¡Son vacaciones de verano! Hasta yo necesito un momento de relajación pero ¿Cómo decirle que no a una viejita llorona? Los ancianos y los animales son mi debilidad (excepto los gatos, a esos los odio con todo mi ser), así que sin más, acepté el pago e hice mío este trabajo.
Los datos que me dio fueron pocos, la familia vivía en una vieja granja en las afueras de Londres. En su familia eran solo ella, su marido Thomas y su nieto Jerry. Jerry era un chico de 23 años que ayudaba a sus abuelos con el mantenimiento de la granja, iba a misa todos los domingos, era asistente del veterinario local, tenía una novia bonita y era muy querido por los vecinos, en resumen, Jerry era un alma buena y caritativa, pero una noche cuando regresaba del trabajo fue atacado por una bestia similar a un lobo negro de gran tamaño. En fin, del buen Jerry solo quedó un dedo, un zapato y su billetera con su identificación de asistente en la veterinaria.
Desde entonces aquella criatura había sido vista frecuentemente por los alrededores y numerosos vecinos aseguraban haberlo escuchado aullar fuera de sus casas, debido a esto culpaban a éste ser de las recientes desapariciones y muerte de las mascotas.
Todo esto indicaba que aquella criatura se trataba nada más y nada menos que de un perro negro, y tratar con él sería algo sencillo, un poco de sal aquí, purificación por allá, exorcismo acullá y listo pero...las cosas no siempre salen como uno planea ¿Verdad?


- ¿Podrías pedirle a tu perro que deje de babear sobre mi cabeza?



- ¿Eh? Oh, disculpa. Ven aquí amigo, aquí, toma una galleta. Buen chico



- ¿De verdad teníamos que traerlo con nosotros?



-Claro que si, en aquel pueblo ya no había lugar para él, además, me pidieron que me deshaga de él y eso hice, este chico ya no los molestará



Si, así es, el perro negro terminó viniendo con nosotros.

Verán ¿Cómo explicarles a los habitantes de aquel claustrofóbico lugar, que el "héroe" del pueblo no era más que un sádico homicida animal que se divertía torturando y matando a los animales que supuestamente cuidaba, siendo los perros sus víctimas preferidas? ¿En qué cabeza cabería, que la criatura que mató a Jerry era el resultado del montón de almas de las mascotas inocentes que había matado y que se volvieron una sola adoptando la forma de un perro negro que buscaba venganza? Exacto, era tan complicado de explicar como de leer esta pregunta por escrito.


- ¿Crees que hicimos bien en mentirles?



-Lo que no sepan, no los hieren. Además, ese desgraciado tuvo la muerte que merecía -respondí mirando por la ventana. La verdad es que no hubiera tenido el tacto suficiente para decirle la verdad a esa pobre anciana.



-Supongo que si...pero hay algo que no entiendo



- ¿Qué cosa?



- ¿Por qué el perro se quedó en el pueblo luego de cumplir su venganza?



-Elemental, mi querido, Marcus. Amigo se quedaba allí por el vínculo que tenían las almas con sus antiguos dueños, por eso estos lo escuchaban aullar fuera de sus casas



-Oh...eso es triste



-Lo es...



-Pero no tanto como que le hayas puesto "Amigo" de nombre


- ¡Es solo un nombre provisorio! ¡No te burles, idiota!



Riéndose de mi, Marcus continuó conduciendo mientras yo dejaba mi libro dentro de la guantera del auto.



- ¿Ya lo terminaste?



-Sep



- ¿Y qué tal?



-Solo diré que en ocasiones los humanos pueden ser verdaderos monstruos. ¿Verdad, amigo? -dije acariciando la cabeza del gran perro negro que venía sentado en el asiento trasero. Éste ladró y meneó su cola animadamente ante mis caricias. - Ten, come otra galleta

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