Gracias por todo.

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A ti que me abandonastes cuando más te quería: ¡muchas gracias!

Comenzaré este texto agradeciendote por darte por vencido. Gracias por creer que no sería lo suficientemente buena y por hacerme creer que no merezco cariño y respeto. Si no fuera por tu desaprobación y constantes críticas, no me habría encontrado o escuchado mi voz, mucho menos habría tenido el coraje y la fuerza para seguir mi camino.
Gracias por darte por vencido porque en tu cobardía encontré la fuerza para luchar por mi. ¿Hay acaso algo más importante que eso?
Gracias por no esperarme y no darme una oportunidad. Por ser impaciente, por hacerme un lado, por guiarme a un mejor lugar; gracias por orillarme a conocer personas que creen en mi y me aceptan. Gracias también por darme la razón que necesitaba para alejarme para siempre y nunca mirar hacía atrás.
Gracias por no extrañarme cuando me marché, por no hacer el esfuerzo de retenerme a tu lado; gracias por demostrarme que no signifiqué nada para ti porque descubrí que hay personas llenas de mentiras, más falsas que las lágrimas de un cocodrilo. Nada en tu persona era real, y no teníamos una sola cosa en común.
Gracias por tus mentiras, porque con ellas aprendí muchas verdades. Graciad también por tu partida, porque me forzó a encontrar nuevos caminos y dejar atrás el pasado que alguna vez formastes parte.
Gracias por hacerme creer que era difícil de amar, por elegir a otros antes que a mi, por hacerme sentir que no valía la pena. Tú me enseñastes cuánto valgo en realidad y que merezco ser amada, pero sobre todo gracias por hacerme entender que no me mereces.
Gracias por darte por vencido cuando más necesitaba que estuvieras ahí, por dejarme caer cuando pensaba que llegarías a levantarme y de verdad, gracias por cerrar la puerta cuando tocaba con desesperación.
Me has enseñado a vivir, a depender solo a mi, a encontrar mi felicidad lejos de ti. Me hicistes entender que no necesito que alguien más me defina, que me puedo reinventar cada día.
Gracias por salir de mi vida. Estoy segura de que era la única forma de encontrarme y ahora sé que nunca esperaré a que alguien me diga de lo que soy capaz. Gracias porque en lugar de destruirme, me construí; en lugar de hacerme llorar, me hicistes sonreír.
Lo que creí que sería una tragedia, fue lo mejor que pudo pasar, y eso que parecía el final, era apenas el comienzo.
Gracias por enseñarme que las promesas son falsas.

Niña única y rara Donde viven las historias. Descúbrelo ahora