Frío, mucho frío, ese que se siente cuando olvidas tus zapatillas y te levantas de tu cama por alguna estupida razón. Pues bien, ese frío multiplicado por mil me empieza a comer por dentro. Ya sea por sentirme diferente al resto y simplemente por no sentirme aceptado en su grupo.
Hoy día intento aferrarme a los recuerdos del pasado para no caer como una rama seca bajo mi propio peso.
El frío es fuerte, pero yo lo seré más, y por muchos golpes que me de la vida, yo los devolveré todos, uno a uno si es necesario.
Espero poder refugiarme en estas palabras cuando el frío me persiga, y ojalá ,tú, querido lector, también lo hagas.