Uno.

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Ira
Si pudiera definir mi vida en una sola palabra sería esa.
Ira.
No recuerdo un solo momento en la que esa emoción no formara parte de mí.
No hasta Chloe al menos.
De hecho ese parece ser el único momento en mi vida que no está cargado de odio.
Cuando la sostuve por primera vez en mis brazos, y ella se retorcía y bostezaba. Su cabeza con una suave mata de pelo rubio y ese olor a bebé tan distintivo.
Fue el momento más hermoso de mi vida.
Desde ese día me juré que haría todo lo que estuviera en mis manos para protegerla.
No me importaba lo que las demás personas dijeran.
No me importaba ser demasiado joven.
Demasiado pobre.
No me importaba que mi madre me dijera todos los días que ella solo sería una pequeña perra igual que yo.
Es por eso que estaba por hacer lo único que me quedaba para salvarla.
Robar.

Déjame explicarte.
Mi familia nunca tuvo dinero. Jamás.
Probablemente porque todos eran igual que mi madre.
Me embaracé de Chloe cuando tenía dieciocho años, fue una especie de regalo de graduación. Estaba asustada como la mierda. Y por supuesto, el tipo que solo pensaba con su puta verga se olvidó de mí apenas le dije que estaba embarazada.
Bastardo.
El caso es que decidí quedarme con Chloe, era mía. Una pequeña persona que iba nacer de mí, sentía que Dios me enviaba un regalo invaluable, alguien a quien amaría toda mi vida y que me retornaría el mismo afecto.
Mi madre la odió desde el mismo instante que supo de ella.
Recuerdo que me decía.
"Si tienes suerte será niño, porque si es niña solo será una pequeña puta como tu"
Ella nunca sabrá lo increíble que Chloe es, porque está ciega de odio.
Trabajé hasta el mismo día que di a luz. Incluso cuando ya había roto mi fuente seguí sirviendo un par de mesas, solo por las propinas. Junté cada puto centavo. Quería a mi hija lejos de la vida de mierda que tuve con mi madre. Quería llevarla al otro lado del país, empezar las dos juntas de nuevo. Solo nosotras.
Pero nunca pude hacerlo.
Fue un parto difícil. Mi hija casi no lo logra y yo quedé inconsciente durante dos días.
Recuerdo despertar y empezar a gritar porque no sabía donde estaba mi hija. Y cuando por fin la tuve en mis brazos, juré que la salvaría. Que ella no tendría la misma vida que yo.
Pero mi madre aprovechó esos dos días para vaciar mi cuenta y llevarse todo mi dinero. Todo lo que me costó meses juntar, estaba esparcido en toda la casa en forma de licor y drogas.
Vi rojo, juro que esa noche cuando llegaba a casa con mi pequeña en brazos estuve a punto de matarla.
Estaba tirada con las piernas abiertas, mientras un tipo que nunca había visto en mi vida se introducía sin cesar dentro de ella.
Ella ni siquiera parecía notarlo.

No tuve otra opción más que quedarme ahí. Volver a juntar el dinero.
Pero era más difícil ahora. Chloe necesitaba tantas cosas. Y también debía hacerme cargo de mi madre que ahora, gracias a las drogas, estaba más inútil.
Mi niña tiene tres años ahora y está enferma.
La cosa no sería tan grave si ella contara con los cuidados necesarios. Cuidados que son demasiado costosos para que yo pueda costearlos. Y estando como estamos el seguro social es una mierda. No cubre absolutamente nada.
Me han despedido de los dos trabajos que tenía y ahora estoy perdida.
Es por eso que ahora estoy sentada con estos tipos de mi barrio, planeando un robo.


Rick, el tipo de la barba de candado está sosteniendo una navaja entre sus dedos y Loreto un hombre de color está explicando cómo haremos el golpe.
-Ellie- dice Rick apuntado mi cara con esa navaja- Tu eres más pequeña, entonces tu serás la que suba hasta el piso de arriba. El tipo tiene una especie de oficina ahí.
- ¿Ustedes qué hará mientras tanto?- pregunto. Aunque procuro que el miedo no se filtre en mi voz.
- Hay piezas de arte por las cuales los pijos ricos pagarán mucho. Una sola de ellas nos sacará de este basurero.
- ¿Pueden decirme otra vez donde estará el dueño de la casa?
- De viaje- contesta Loreto- Rick y yo hemos ido a ver la casa un par de veces esta semana. Llegamos a entrar ayer y le dijimos a una mujer que éramos del servicio de cable. Nadie está de noche, solo una mujer en la parte posterior de la casa, tenemos pase libre. No te preocupes Ellie, esto será fácil- dice encogiéndose de hombros.
Lamento tanto haber creído esa mentira.

Siempre ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora