Carta

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«¡Hola

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«¡Hola...!

...

No comprendo completamente la razón por la cual habré dado un saludo, porque más que nadie he de saber yo, que la única persona que leerá esto, es ninguna. Algo que no me debería decepcionar, porque en mi corto lapso de vida, nunca conté con nadie, y con las pocas personas a las que realmente necesite, me abandonaron cruelmente.

Sé que la mayoría de las personas carecen tener la posibilidad de dejar una despedida, yo debería aprovechar mi suicidio, y simplemente decir adiós, en estos últimos e insignificantes momentos que me quedan, antes de dejar este detestable y horrible mundo, al que no deseé estar.

Aunque quisiese dar mi despedida de una forma más formal y adecuada, el objeto preciso que tengo a mi poder, es una simple hoja de desgastado papel, y es posiblemente mi único intermediario. La "carta" está dirigida a una persona en concreto, una persona que fue muy especial para mí, que siempre estuvo a mi lado, y se fue de mi vida sin decir adiós. Probablemente estés leyendo este tipo de despedida en este momento, o tal vez nunca sepas la existencia de esa carta y me hayas dejado en el olvido, pero quisiera tener la esperanza de que algún día la leerás, mi única esperanza...

De todos modos, será básicamente mi testamento, por eso mucho de los momentos que vivimos juntos serán recreados de alguna manera, aquí.

Realmente, ya no quiero continuar con algo destructivo, algo estúpido. Que unos adultos en estado de placer, y por descuido de ambos, tuvieron que comenzar. Realmente hubiese preferido que mi "madre", me abortará, y de plano nunca hubiese sentido el roce del Sol, en mi ruborizado y rojizo rostro, y jamás te hubiese conocido a tí, en ese parque mugroso, en un mes lejano, y en un día como cualquier otro, Ethan.

No quiero seguir con esto, no puedo seguir con este suplicio.

¿Por qué las personas que más deseas, confías y amas, desaparecen en un ¡zas!, y las personas odiosas y detestables te persiguen sin cesar?

¿Por qué he de levantarme cada mañana, para seguir una rutina mediocre que no me va a servir para el mañana?

¿Para qué he de tener el sufrimiento de recibir el rechazo, el repudio y la censura de la sociedad?

¿Por qué he de falsear mi ser, para ser aceptada por alguien más?

¿Cómo se puede vivir de esa manera?

Yo no quiero vivir de esa manera.

Me niego a utilizar esta detestable expresión, pero no tengo otra maldita opción. «Lo he perdido todo.»

La peor parte de mi existencia es que, las dificultades de la vida aumentan, y aumentan, —sé que la vida no debe de ser algo fácil, debe de ser un reto. Pero cuando lo pierdes todo, es una maldición.— y al parecer no tienen final.

He de decir que los pensamientos anormales y suicidas se alojaban con más y más facilidad en mi pequeña y hueca mente. Recuerdo perezosamente la reacción de mi mente al observaba un objeto puntiagudo y mínimamente afilado, siempre me decía: "¿Qué pasaría si digo adiós hoy? Mañana no me arrepentiré de ello...", "La vida terminará en algún momento, yo no quiero esperar eso, quiero irme hoy." Cada vez más y más aumentaban ese tipo de comentarios, eran realmente un suplicio, trataba de mantenerme firme y no seguir esos instintos descabellados, pero crecían a un punto en el cual me consumían completamente, ya no aguantaba aquella agonía...»

Esta mañana parece que todo ha cambiado, las fuerzas de vivir en este detestable mundo cruel, fueron mínimas, el aire que respiraba se sentía intoxicado, más que siempre. El olor a lluvia invadía lentamente mis fosas nasales, pobremente los rayos de sol salían de entre las nubes, ya no tengo ganas de levantarme de mi estúpida cama, y una vez más ver pasar los segundos vacíos de una vida vacía, números, tiempo, momentos ¿De qué sirven? Ahora que no tengo nada ni a nadie, el sentido de todo se extinguió, súbitamente. Entonces me doy cuenta que todo vuelve a tener un rumbo y una razón... y esa razón es que yo por fin diga adiós.

Adiós Ethan.»

Cada letra, cada frase, cada oración, que había leído aquel desdichado chico de ojos azulados, y pelos negros, de aquella desgastada y extraña carta, resonaban con más dolor y dureza en su mente

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Cada letra, cada frase, cada oración, que había leído aquel desdichado chico de ojos azulados, y pelos negros, de aquella desgastada y extraña carta, resonaban con más dolor y dureza en su mente. Ya no podía ordenar sus ideas correctamente, todo lo que él pensaba que era cierto, era una cruel y estúpida mentira, de una chica, que él creía haber amado. Y lo peor de todo era que las cosas pasaban por delante de sus pequeños ojos y él nunca se había dado cuenta.

Cada pequeño detalle, el más mínimo, ya tenían sentido, si le hubiesen dado más tiempo, tal vez él no estuviera observando el cadáver de alguien tan importante para él, en el tapete de su habitación, y con la muerte más catastrófica, según el moreno. Las lágrimas salinas bajaban por rapidez de sus rojizas mejillas, sus ojos azulados estaban rojos, sus párpados estaban agotados, ya no podía mantenerse de pie, sus piernas estaban débiles y flácidas, su respiración era muy agitada. Ya no sabía ni cómo afrontar la situación...

Todos los momento que habían pasado juntos se desvanecieron, al ella asesinarse.

En un ataque de ira, e inmensa furia, él sostuvo con fuerza el papel desgastado y amarillento, y comenzó a hacerlo pedazos, fue destrozándolo de una manera violenta y después lo esparció en el suelo. Miró a la difunta joven, él no podía articular ni una sola palabra. El dolor que él sentía era agobiante,— era como si le clavasen veinte dagas por la espalda, cada una más grande y puntiaguda que la anterior, y aún siguiese de pie esperando la del corazón—, en su pecho sentía un vacío espeluznante, ya no contaría con nadie más, ya todo estaba perdido.

Miró sus finos labios, y por un momento tuvo la retorcida idea de besar a la pelirroja. Suprimió el pensamiento con dureza al darse cuenta de que, aunque su cuerpo estuviese aquí, su vivida alma ya se había desvanecido.

Al ver, que ya no podía realizar ninguna acción para traerla de vuelta, comenzó a enojarse hasta que en un punto se encontraba gritandole al cadáver:—¡Rebecca Bennett, sé que me estás escuchando ahora mismo, sé que me estás mirando en un lugar lejano, lo sé! ¡Tú nunca me dejarías, ¿cierto?!— Preguntó con dureza, entonces decidió bajar el tono de voz, al ver cerrados sus hermosos ojos verdes grisáceos y su melena pelirroja— Yo simplemente estoy en un mal sueño, en una detestable pesadilla, y me despertaré, y cuando lo haga, estarás a mi lado, no me abandonarás nunca más—.

Ethan cerró sus ojos, y se pellizcó, lentamente, en el brazo izquierdo, tal y como lo había imaginado, todavía continuaba en esa habitación.

Ya no sabía como reaccionar a aquello, su vista comenzó a nublarse nuevamente, más y más lágrimas continuaron bajando sin piedad de sus pequeños ojos, sus mejillas estaban rojas incandescentes. Después de unos minutos de sollozar descontroladamente, se calmó un poco, y observo la mano de la chica, ésta tenía una navaja en la mano derecha, se agachó, y estrelló la navaja contra la pared.

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⏰ Last updated: Sep 22, 2022 ⏰

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RebeccaWhere stories live. Discover now