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El señor Clark Frios es mi jefe desde hace ya siete años. Es un hombre de veintiocho años, dulce y carismático. Sus ojos son color azul, con unas pestañas hermosamente largas; cómo me gustaría tener un hija suya, saldría hermosa como él. Ah sí, aún no lo saben aunque creo que ya pudieron darse cuenta... ¡Yo amo al señor Frios! Lo gritaría a los cuatro vientos pero... es un secreto que prefiero guardar en lo más profundo de mi ser. Nuestra relación no sería para nada bien vista por los demás, sólo imagínense; un hombre con una prestigiosa empresa, dueño de toda una cadena de software, en el puesto número uno de los hombres más ricos, sensuales y famosos según el New York Times... Jamás de los jamases podría tener una relación con una empleada doméstica, una dominicana como yo; salida de la familia más humilde que pueda haber, trabajando desde que tengo memoria limpiando hogares y cuidando niños. Sería algo totalmente imposible y muy mal visto por los grandes y exitosos empresarios amigos de Clark, quienes no dudarían ni un segundo en sacar a la luz la gran noticia. No soy tonta, sé muy bien cuando una persona es envidiosa, y pongo las manos en el fuego para decir que indudablemente, los amigos de Clark Frios, envidian su fama y fortuna con sus vidas mismas.

Pero bueno, me he salido un poco del tema, les estaba describiendo al señor Frios. Su cabello es negro azabache, lo mantiene corto al igual que su barba, y sus labios... Ay esos labios... cómo anhelaría poder rozarlos con los míos, por tan sólo un segundo siquiera en el que nuestros labios se tocaran, yo me convertiría en una mujer completamente feliz. En fin, además de su perfecto rostro y hermoso cabello, tiene un cuerpo de infarto. Si lo sabré yo a eso, tengo el privilegio de verlo cada domingo tan sólo en bermudas, andando por la casa, o verlo en la piscina en las vacaciones... Aunque más que un privilegio es como una tortura, tenerlo tan cerca y a la vez tan lejos... Que cruel es la vida, pero bueno, esto me tocó a mí y debo vivir como Dios manda.

-Señor Frios, su desayuno está servido. Le preparé unos huevos con tocino, jugo de naranja recién exprimido, un latte y un tazón de frutillas, bananas y peras cortadas en cubos pequeños. Espero sea de su agrado -le anuncio a mi jefe apenas lo veo bajar por las enormes escaleras que dan hacia las habitaciones y baños principales.

Mi habitación y baño se encuentran justo debajo de la escalera, para ser "discretos" como él supone. Me siento Harry Potter por eso...

-Muchas gracias Celia, de seguro está todo muy delicioso. Aunque la fruta sea algo natural, luego de que sus manos hayan estado sobre ellas, se vuelven el manjar más delicioso que pueda probar...

Sus palabras me derriten, a veces no entiendo si son indirectas, o tan sólo es su forma de agradecerme; ya que suele ser tierno conmigo, y vuelve continuamente con alguna muchacha diferente a la anterior.
Se sienta luego de dedicarme una grata sonrisa y yo me retiro de la enorme cocina levemente ruborizada; por suerte no soy una muchacha a la cual se le note demasiado el rubor de los nervios o la vergüenza.
Me mantengo de pie junto a la puerta de la cocina, del lado de afuera; es decir que me encuentro en la enorme sala de estar, pero más adelante les describiré la casa, o tal vez deba decir mansión de lujo.

Luego de estar diez minutos esperando a que Clark finalice su desayuno en completa tranquilidad, él sale de la cocina y se detiene justo delante mío para mirarme a los ojos y soltar las mismas palabras de todos los días. Esto es una rutina, soy la única empleada aquí, por lo que debo hacer todos los labores del hogar yo sola mientras él trabaja, y debo admitir que no es tarea fácil... Lo que daría por un masaje luego de fregar trastes y limpiar todo durante siete largos años sin descanso... pero no puedo quejarme, la paga es muy buena y además las vistas son mejores (si es que me entienden).

-Adiós señorita Porter, ya sabe lo que debe hacer, nos vemos a las once en punto como cada día -se despide de mí y toma su portafolio negro de cuero junto a su saco de gamuza de igual color.

Mi Tesoro [EDITADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora