Capítulo 5

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Su ternura hacia las personas que ama. Me hacían olvidar por un momento de las cosas incorrectas y malas que el hacía.














-Sabes, Zoe... yo...eh...
Rió
-Solo dilo tonto...
Estaba a punto de soltar todo, quería que lo sepa porque yo se lo dije, quería que fuera mía, necesitaba que fuera mía. Estaba a punto de arriesgar y ver si podía ganar, quería que estemos juntos, quería amarla, cuidarla, y no dejar que nada la perjudique. Estaba a punto de hacer mi jugada. Estaba a punto.
Pero recibió una llamada.
-Hola? Papá? - fue lo único que oí.
Su rostro cambio rotundamente de confundida a espantada. Se veía pálida y sus ojos estaban muy abiertos.
-Tengo que irme. -fue lo único que dijo después de colgar. Se giro para bajarse de la baranda y se alejó.
-Zoe, espera...
Sabía que había escuchado, pero me ignoró.
La seguí hasta la puerta y justo antes de que abra, grité.
-¡Madicion, Zoe! ¡espera!
Se volteó y miro aterrada. La última vez que grité así fue aquella madrugada en su casa.
Por su expresión pude darme cuenta de que la mía cambió de furioso a... triste... diría yo... maldición, nunca había sentido esto, tristeza, la desconocía.
Me miro con lastima y corrió a abrazarme.
-Tengo que irme, la pase estupendo, gracias por todo. Mi hermano está internado en el hospital y creo que ya se por qué. Tengo miedo. Debo ir a verlo. -susurró a mi oído mientras seguíamos abrazados.
-Yo voy contigo. Te llevo en uno de mis autos. No puedes ir caminando. -insistí.
-Esta bien...
*relata Zoe*
-Está bien.
Me llevó a su garaje, era inmenso, y había más de 20 autos de alta gama perfectamente estacionados.
-En cual quieres ir - dijo sonriendo, orgulloso.
Reí. Parecía un niño mostrando sus juguetes.
-Humm...- recorrí rápidamente,  mirando cada uno -Éste. - señalé uno muy bonito, color blanco.
-Ferrari 458, a ella todavía no le puse nombre. - dijo mientras buscaba las llaves, las encontró rápidamente, lo que me sorprendió por la innumerable cantidad de llaves que habían colgadas en la pared. Parecía una niña poniéndole nombres a sus muñecas, de todas formas no quise reírme, porque sabía que esto era importante para el, era algo de lo que se sentía orgulloso.
-¿Y que nombre se te ocurre?
-No lo sé, generalmente son especiales... ves aquel de allá... - dijo señalando un hermoso auto antiguo color azul marino -Se llama Josephine, por mi abuela paterna que falleció cuando era un niño, ella era la madre que nunca tuve.-
-Es muy tierno. - dije tomando su mano, la que tenía libre, la otra estaba en el volante, ya nos íbamos.
-Y aquel...- señaló otro auto antiguo, color rosa claro, juro que lo vi en muchas películas viejas. Valía muchísimo. - Se llama Kim. Ella lo adora, adora las películas antiguas. Ama a ese coche. Se lo pienso regalar, solo estoy esperando el momento correcto.
Lo miré y sonreí. Estas cosas de el eran lo que yo más amaba. Su ternura hacia las personas que ama. Me hacían olvidar por un momento de las cosas incorrectas y malas que el hacía.
-Se va a llamar Zoe.
-¿Qué? - pregunte confundida.
-Este auto, se llama Zoe.
Sonreí aún más, así como el ama que yo sonría, "enormemente" como me dice el.

*unas horas antes*

-Y quien es ese tal Josh? Que te invitó a cenar... - preguntó mi madre con una sonrisa traviesa.
-Es un amigo mamá... - dije riendo
-Exijo conocerlo. - dijo, fingiendo cara seria de madre preocupada por su hija. Pero sabía que se estaba aguantando una carcajada.
-Está bien. - dije rodando los ojos, divertida.
Seguimos hablando de el, ella no paraba de hacerme preguntas, mientras me ayudaba con el maquillaje peinado.
Le conté sobre el. Lo necesario, omitiendo... ya saben... eso.
Le gustó que le haya dicho sobre su apariencia de chico rebelde, según ella mi padre la tenía de joven.

***

Llegamos al hospital y baje rápidamente del auto, pensé por un segundo que me sentía bien por no haber traído tacones, no habría aguantando. Solo tenía unos zapatos bajos, con brillos, lo agradecía. Josh me siguió, lo esperé a que me alcance a la entrada de éste, porque recordé que nunca había venido.
Entramos al recibidor y me dio un pequeño empujón para que pregunte a la mujer por mi hermano.
-Disculpe, James Bradley? Soy su hermana.
-En sala de revisión especial, sus padres están sentados esperando fuera de la habitación.
-Okay, gracias.
Me tomó de la mano y me llevó hacia esas salas rápidamente.
Mis padres estaban sentados en un banco, junto a la habitación donde se encontraba mi hermano. Llegué y abracé a mi mamá, que estaba llorando.
Minutos después sale el doctor de la sala.
-James estará bien, tuvo mucha suerte Deberá alejarse de las drogas totalmente, porque si hay próxima vez, no creo tenga suerte nuevamente. -
-Está bien doctor, ¿podemos verlo? - preguntó mi padre serio, inexpresivo.
-Si, pueden.
-Gracias doctor.
Mis padres entraron primero, querían hacerlo solos, así que esperamos afuera.
-Sé cómo se debe sentir...
-Sé que sabes. -dije algo molesta
No dijo nada. Recoste mi cabeza por su hombro. Y pregunté con miedo a saber la respuesta.
-¿Hay más personas aparte de tus chicos que vendan?
-Si, muchos... - dijo serio, suspire del alivio. -pero ningún otro grupo vende de la buena, y lo que el se hizo, lo hizo con la buena. Imposible de otra manera.
-Entonces tus chicos le venden a mi hermano. - dije apretando la mandíbula, cortante, enojandome y maldiciendo a el y a su gente.
-No. Tu hermano nos compra, es muy diferente. No es nuestra culpa, Zoe. El toma sus decisiones, ya es grande para hacerlo. No lo obligamos. Sólo lo hace. El se lo hace, el se destruye. Y por más que no le vendamos, va a conseguirla de alguna u otra manera. Porque es un adicto, Zoe. Pero como de todas formas te molesta, voy a decirles a mis chicos que no lo hagan.
-Mejor así. -dije, aun algo molesta.
Pero me arrepentí al instante cuando vi que se levantó rápidamente, sin importarle que yo haya estado recargada por su hombro.
-Me tengo que ir.
-¿Ya te vas?
-Si.
No contesté nada, solo vi como se alejaba cada vez más ¿qué estoy haciendo? pensé, lo estaba dejando ir, molesto. Corrí tras de el al darme cuenta. Las lágrimas llenaron mis ojos mientras corría, maldiciendome por haber sido tan estúpida.
Llegué afuera y vi que ya estaba arrancando su auto, y cuando apenas aceleró me puse enfrente de este. Me golpeé el estómago y cuando reaccione estaba a un metro o más del auto, tendida en el piso. Josh bajó del auto en menos de un segundo, corrió hacia mi y empezó a gritar como loco.
-¡¿Estas loca?!, ¡te pude haber matado!, ¡Maldición, Zoe!, ¡¿qué hacías?!, ¡¿en que mierda estabas pensando?! ¡Dios! ¡eso fue muy, muy, muy estúpido! ¡Mierda!
-Lo siento... -dije aún atorada y shockeada por el golpe.
-¡¿Lo sientes?!, ¡Dios, pudiste haber muerto! ¡yo te hubiese matado!, ¡dios!, ¡mi vida sería una mierda si te pasara algo! -no parecía que enojado, más bien asustado, exaltado, podía ver una vena saltando de su frente y otra en su cuello, estaba rojo, y con los ojos enormemente abiertos. Quedé perpleja. Se calmó.
-¿Estas bien? -preguntó, yo seguía en el piso, y el estaba al lado mío, arrodillado, con una mano bajo mi cabeza y la otra tocando mis brazos y no estómago para ver si todo estaba en orden.
-Si, lo estoy.
Me levantó y me abrazó, aun estábamos en el piso.
Nos besamos.

***

Llegué a mi casa, entré a mi habitación y lo primero que hice fue mirarme en el espejo, estaba desastrosa. Mi peinado estaba hecho un desastre, al igual que mi maquillaje, corrido, y mi vestido rasgado y sucio por el choque. Fui a ducharme, estaba muy cansada. Al salir intenté dormir, lo que resultó al instante, con éxito.
Fue una noche larga e inolvidable.

***

Llegué a casa y pasé por la habitación de Kim. Estaba dormida. Fui a la mía, me desvesti y me acosté, estaba exhausto.
Fue una noche única y divertida. 

Desperté temprano, era domingo y no había nadie en casa. Había llevado a Kim a su competencia de baile, iba a estar todo el día ahí. Mi padre había viajado el viernes, y aún no regresaba.
No sabía que hacer, así que fui a su casa. Su padre trabajaba y su madre estaba en el hospital con su hermano.
Trepe un árbol y salte a su balcón. Las puertas no estaban llaveadas así que entré fácilmente a su cuarto. Estaba profundamente dormida, aun no la quería despertar, así que me puse a hurgar sus cosas. Nunca había entrado a su habitación. La última vez que vine a su casa estábamos en la habitación para huéspedes.
Era enorme. Estaba completamente pintada de rosa  con pequeños puntos blancos. Junto a su ventana había una enorme biblioteca con innumerables libros de todo tipo, y junto a este un gran espejo de cuerpo completo. Su armario del otro lado de la habitación, mas alejado de este un escritorio con papeles, lápices y una computadora blanca de Apple. Abajo un basurero. Después estaba su cama, su enorme cama, con una alfombra de felpa a los pies, las sábanas combinaban con las paredes, junto a su cama una mesa de luz, con una lámpara de unicornios, su iPhone7 y más cosas. Me giré a ver un cuadro que estaba detrás se mi, era una madera enorme pintada de fucsia con fotos de sus vacaciones en España, París, Brasil, Perú, El Caribe y más, pero sólo pude reconocer esos lugares. Parecía la habitación de Kim.
Kim tiene 5 años.
Quizás Zoe era muy inmadura para su edad. Reí al pensar lo último.
De todos modos me encantaba.





Espero les guste. No se olviden de dejar estrellas en cada capítulo, me ayudarían mucho.
Besos. Gabriela.

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