Sobre aullidos

4K 542 175
                                    


Las noches en aquel lejano paraje siempre habían sido las mismas para aquel solitario individuo. Día tras día, y noche tras noche, el metamórfico azabache siempre había pedido a las estrellas volver a ver aquella radiante luz, aquel rubio que lo cautivó la primera vez que lo vio.

No sabía cuándo había ocurrido, pero su interior se había llenado de tales chispas cuando veía al rubio, que el sólo volver a imaginarse esos ojos del color del mismo azul cielo, hacía que su corazón, de alguna manera, quisiera volver a apreciarlo todos los días. Para Sasuke, aquel chico pareció haberle robado hasta el último aliento, pareció que con sólo una simple y brillante sonrisa por parte del rubio, lo dejó completamente embelesado.

Por eso mismo, el azabache siempre se encontraba sentado en frente de la cabaña del chico todas las noches, escondido entre los altos árboles que se situaban a unos pocos metros de la cabaña de roble, y con la luna siendo su único acompañante, testigo de todas las miradas llenas de deseo que le había dedicado a Naruto, quien siempre se había encontrado apoyado en el porche de su cabaña, observando el maravilloso paisaje campestre que sus vistas le regalaba.

Pero a él, Naruto nunca le veía.

Sasuke había estado acostumbrado a aquella sensación desde la primera vez en que lo vio. Porque después de todo, nunca se mostró ante Naruto, a pesar de haberse enamorado del chico, nunca lo hizo, por una simple razón; el rubio ya tenía a una pareja consigo.

El azabache lo supo cuando su mirada logró alcanzar a ver a una mujer de largos cabellos color negro azulado, quien inesperadamente, aquella lejana noche había salido al porche para acompañar a su amado, dándole un cálido y acogedor abrazo por la espalda. Y entonces lo supo, supo que aquella mujer era muy especial para el rubio cuando observó cómo la mirada, y cómo en sus labios se formó una suave sonrisa llena de un indescifrable afecto, no separándose de ella.

Sasuke no recordaba exactamente cómo se sintió cuando vio el amor que ambos, tanto la mujer como Naruto, se tenían. No recordaba cómo su corazón se había estrujado en su pecho, y mucho menos se acordaba de que justo aquella noche, las pesadas y sonoras gotas de la lluvia le habían impedido escuchar su propia y errática respiración. Esa noche de lluvia y truenos, se había quedado estático cuando los vio, no importándole en absoluto que la lluvia lo empapara... sólo, se había quedado observándoles con una mirada única y perdida, desolada.

Pero ahora, todo era distinto, porque sólo le importaba que el rubio fuera feliz, sólo quería verle sonreír cuantas veces pudiera apreciarlo, como también deseaba que su felicidad no se viera perjudicada en absoluto. Porque eso lo derrumbaría a él.

Sasuke no pudo evitar sonreír con nostalgia cuando recordó todo aquello. Ya habían pasado meses, y como siempre, él había estado escondido entre los altos robles cada noche, sólo para observar con amor cómo el rubio no había perdido su costumbre de salir al porche para observar el estrellado cielo, solo y sin compañía, como se encontraba ahora mismo el azabache.

Y ambos, sin siquiera darse cuenta, alzaron la mirada para mirar con unas suaves sonrisas la luna llena que esa noche les dedicaba.

—Naruto... eres como la luna. —susurró Sasuke con lentitud, contemplando lo brillante que se mostraba en aquel lejano y oscuro cielo—. Cada noche te veo, y cada noche pienso en que no te podré tener.

Sasuke cerró los párpados y en un abrir y cerrar de ojos, su cuerpo cambió a la forma de un lobo de pelaje negro como la oscuridad. Y entonces, observando la luna llena, su corazón palpitó con rapidez contra su pecho y de su boca se deslizó un largo aullido, dedicado únicamente al amor que le tenía a Naruto.

Sobre aullidos ↠ SasuNaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora