Capitulo 4

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Habían pasado dos semanas desde la "cita", las cosas no fueron igual, veía las clases de matemáticas de otra manera ya no las veía como un deber sino como un gusto propio.

Obviamente le conté a Amanda lo que me había pasado y creí que me iba a apoyar de una mejor manera, pero lo que hizo fue reírse, no me molestó de todas formas igual lo hice, nos detuvimos al poco tiempo y Amanda agregó

A: -Sabes la noticia?

I: -Cual? Que cosa?

A: -Bueno, como ahora tu mundo es Camilo, no te has enterado, viene un alumno nuevo

I: -Apenas me aguanto a los que están acá, no creo poder con otro
A: -Lo mas probable es que sea una chica

I: -Peor...

A: -Tienes miedo de que se robe a tu querido profe?~ *dijo con un tono burlón*

I: -No... O bueno... No

A: -No pasará, osea ya estoy oliendo la boda de ustedes dos

I: -Será la boda de Fabián y yo

Seguimos hablando y en un rato llegó la alumna nueva, ambas nos sorprendimos al ver quien era. Corrí a darle un abrazo, era Mónica, nuestra amiga de séptimo grado

I: -Mónica!~

M: -Isabel? Aun me recuerdas?

I: -Claro, como te iba a olvidar? No puedo olvidar a la loca amiga que me metió en un montón de líos y situaciones arriesgadas~

M: -Amanda sigue estudiando aquí?

A: -Claro~

Las tres eramos las mejores amigas en grado séptimo, pero Mónica se tuvo que ir de la escuela por una situación familiar, me daba tanta alegría estar las tres de nuevo, y pues claro, le conté todo lo que me había pasado

M: -Entonces eres novia del profesor....?

I: -No... Simplemente, somos amigos

A: -No existe amistad entre un hombre de 30 y una chica de 14

M: -Pero si existe el sexo...

I: -Qué? No voy a tener sexo con él... Como se te ocurre? *me sonroje*

A: -Pero si quieres, lo pensaste, eso significa que existe la posibilidad

I: -Si tanto quieren que lo haga con Camilo, pues hagamos una apuesta, antes de junio ya debí acostarme mas de dos veces con él, si lo cumplo me hacen la tarea el resto del año y sino viceversa

A: -Me parece bien~

M: -Por mi también

No sabia en que me había metido, era una apuesta grave, la cual no sabia si la iba a cumplir, estaba jugando con fuego y el resultado no iba a ser nada bueno. Deje de pensar en eso y me concentré en mis trabajos, se llegó el final de la clase de química y seguía matemáticas, a veces maldigo tener esa clase a diario, tenia que ver su hermoso rostro todos los días y resistir a esa mirada seria que me lanzaba sólo porque estaban los demás estudiantes.

Por fin era receso, pero nos tocó tomarlo en el aula, eso no era lo peor, lo peor era que Camilo me estaba torturando con un tiramisu que se estaba comiendo, es mi postre favorito y él tenia en sus manos uno que notablemente fue hecho por dioses, habían otras estudiantes que le estaban pidiendo, que imprudentes, pero Camilo notó que yo desde un principio deliraba por comerlo

C: -Isabel, ven *me hizo una seña con la mano para que me acercara al escritorio*

I: *me acerque confundida* Señor? Que necesita?

C: *me extendió mas de la mitad del postre* Te lo regalo, ya no quiero más *me sonrió*

I: -Gr... Gracias

Me dio bastante pena, pero no lo pude negar, me senté a mi puesto y empecé a comerlo, ignorando y contestando de mala forma a los que se acercaban a pedirme, estaba delicioso... Como el que me lo dio, pensaba en esa hora. Otras estudiantes también deben estar interesadas en el profesor Camilo, no debo ser la única a la que invita a salir y trata bien, deben haber mas por cada curso...

Ojalá eso no ocurra

Mi Maestro Y Yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora