El dinero fue creado para gastarlo en cosas indispensables.
Sí.
Como por ejemplo, comprar cajas del Counter Strike.
— ¡¿Pero por qué se para en los azules, tío!? —Mangel ladró desde su lugar en el sofá, peinándose los cabellos hacia atrás con desesperación.
Estábamos todos pasando la noche del viernes en mi casa, habían venido Alexby, Cheeto, y por supuesto Mangel. Sobre la mesa de centro se hallaban repartidas varias latas de cerveza, nuestros móviles y uno que otro mando de consola.
— Es que esta mierda de juego está hecha para hacerte quedar en la ruina, no me lo creo. —Alex secundó igual de irritado, mirando hacia todas partes y acomodándose malhumorado en su lugar junto a mí.
Cheeto ocupaba sitio en los apoyabrazos del sofá, mientras nosotros tres compartíamos el mueble; yo en medio de ellos.
— Bueno, pero que le pases el mando a Rubiuh, que este es un joputa con suerte. —Acusó Cheeto, señalándome con la cerveza en su mano.
— No, no, no. Yo no quiero, que estoy bien en mi lugar. —Sonreí, alzando ambas manos.
— Es que el bueno de Gabe Newell le tiene cariño a este cabrón. —Mangel susurró entredientes, apoyando su frente en mi hombro al decir aquello.
— Venga, que hay que abrir otra caja. —Alexby se recompuso, volviendo a dirigir el cursor hacia la parte de la pantalla donde estaban las llaves.
— Vale, esperadme, boys, voy por chatarra. —Interrumpí antes de que Alex diera clic, intentando levantarme sin tapar mucho la pantalla del televisor.
Habíamos conectado el ordenador con mi pantalla curva, así que podíamos manejar y abrir cajas sentados cómodamente en el sofá, gracias al ratón inalámbrico.
Me detuve de pie junto a la pequeña pared que separaba el sector de la computadora con el del televisor, observando desde ahí como ahora Cheeto ocupaba mi lugar. Los tres se codeaban ansiosos, discutiendo mientras en la pantalla se veían las armas de la caja pasar y pasar; obviamente terminó cayendo en otra azul.
— No tocaréis nada bueno, rendiros ya. —Me burlé, antes de caminar hacia la puerta de la habitación.
Mientras bajaba las escaleras aproveché de ver la hora en mi móvil, por suerte lo había tomado de la mesa antes de levantarme.
Iba ya a ser las una, llevábamos horas de jugar y decir estupideces; ahora último comenzamos a abrir cajas del Counter después de que Alexby anunciara sobre un nuevo cuchillo karambit.
A decir verdad no sabía hasta qué hora se quedarían los chicos, de todos modos siempre podían tomar un taxi a casa si se hacía muy tarde.
Excepto Mangel, claro.
Abrí una puerta de la despensa para sacar un par de bolsas de frituras, las vaciaría en recipientes grandes y me las llevaría de regreso, pero primero necesitaba abastecer mi necesidad de chatarra. Me apoyé contra el mueble rojo de la cocina y abrí la primera bolsa de patatas, me sentía a gusto estando en este momento solo y en silencio aquí, por lo que me tomé todo el tiempo del mundo en meter la mano a la bolsa para coger una patata.
Alcancé a estar un par de segundos, a solas y simplemente comiendo. Cuando creí que no podía sentirme más a gusto, las casualidades del destino me demostraron lo equivocado que estaba, ya que Mangel entró con algo de prisas a la cocina, volteando como si buscara a alguien.
ESTÁS LEYENDO
Tan íntimo y nuestro (One-shot Rubelangel)
RomansEste es nuestro pequeño "secreto a voces". Advertencia: historia turbo empalagosa.