Para qué sufrir.

Capítulo 1- Atenea

-¡Esto es aburridísimo!-dijo Daniel, ya frustrado por la duración del trayecto.
-¿Qué esperabas, Daniel? El teletransporte no se ha inventado aún, ¿sabías?-dijo su madre con cierto tono sarcástico.
-Gracias por la aclaración, mamá, no me había dado cuenta.-añadió Daniel molesto por el comentario de su madre. Tras un largo viaje, llegaron a su destino, en el cual tuvieron que buscar un hotel donde alojarse.
Después de una enorme búsqueda, hallaron uno muy económico y, por lo que se podía ver desde el exterior, bastante lujoso.
-Aquí nos quedamos, Daniel.
-¿Hospedador de Villa Moltense? ¡Vaya nombre!-exclamó Daniel sorprendido.
-Pues a mí me gusta, es elegante y muy... bonito.-respondió su madre, intentando hacer cambiar de opinión a su hijo.
-Ya, claro...
-Al entrar al hotel, se alzaba una estatua enorme de lo que parecía ser Atenea, diosa griega de la guerra y la sabiduría.
-¿Quién es ese hombre?-preguntó Daniel
-¡Hijo! ¡Es una mujer! ¿Acaso no sabes quién es Atenea?-preguntó su madre.
-¡Ah, es Atenea!La diosa griega, ¿verdad?.- dijo Daniel con miedo a equivocarse de nuevo.
-Sí hijo, ¿qué te parece si avanzamos hacia el mostrador y dejamos de hablar en mitad del recibidor?