Arroyo.

1.3K 151 25
                                    




Él era capaz de oír el crujir de las ramas y como estas chocan entre sí por la suave brisa que hacía que la copa del árbol danzara en un vaivén ligeramente sutil. Además, se le sumaba el cantar de los pájaros que anunciaban su llegada al nido. Y él, encantado con aquellos sonidos, no puede evitar sonreír. Soltó un pequeño suspiro y se sentó en el último peldaño de la escalera de su hogar, el sonido seco de la madera resuena ante cada movimiento y él se balancea un poco al compás de aquella melodía imaginaría del ambiente mientras, qué a su vez, se pone sus zapatos de tela con facilidad.

Una vez sus pies chocaron con el suelo apedreado corre por el sendero marcado por las carretas de los campesinos. Sus pasos le llevan al río. Sabía que estaba muy mal por el hecho de que esa parte era territorio del rey, pero hasta el momento nadie le había atrapado y él realmente disfrutaba de los baños en el río, porque a diferencia del río de la comunidad, el qué estaba en la propiedad del rey tenía agua cristalina.

Cuando por fin llegó la melodía generada por el agua fluir le relajó casi al instante. Y al ritmo de ella se despojó prenda por prenda de su atuendo y lo dejó sobre una roca al borde del río. Siendo bastante precavido, como siempre, mete uno de sus pies en el agua, y al verificar que la temperatura era soportable se desliza hasta llegar a la parte más honda, la cual llegaba hasta su cintura, o quizá un poquito más arriba.

Sus dedos se fundieron con el agua tibia y casi traslucida, se encarga de tallar bien su cuerpo y limpiar cada punto recóndito en sí. Desde que era un niño odiaba el olor a tierra y abono que podía quedar en él por tan solo ayudar con algunas tareas en el campo. Y no le toma mucho tiempo terminar su baño, en realidad, siempre se aseguraba de hacerlo rápido porque no quería que ningún guardia lo sorprendiera, aunque sabía que aquella zona no era realmente vigilada por estar tan cerca del pueblo. Así caminó hasta la orilla y busca su ropa. Pero ni siquiera fue sido capaz de colocar bien su ropaje porque siente como una mano se posa sobre su brazo, y por un momento pensó que era su padre para regañarle por estar allí nuevamente, como lo hacía casi todas las mañanas, pero cuando se dio vuelta sus palabras quedaron atascadas en su garganta.

La mirada de aquel hombre no parecía dura, podía decir que incluso amable. Pensaba que las historias sobre su despiadado ser no era nada más que rumores; historias sin fundamento alguno o que simplemente funcionaban para asustar al pueblo. Incluso pudo notar el atisbo de sonrisa.

Cuando la brisa fresca golpeó contra su rostro pudo volver a la realidad. Y sus mejillas se tornaron de un rosa intenso cuando se dio cuenta de que tal vez había sido visto desnudo.

— Su majestad.... — Salió de sus labios en un temeroso susurro mientras que inmediatamente bajaba su mirada demasiado avergonzado. Había amagado con hacer una reverencia completa, pero el agarre del hombre no se lo había permitido.

— Sabes que este río es de mi propiedad ¿verdad? Y que un simple campesino no puede estar por estos lares...— Su voz era jodidamente suave; creía que podía dormir eternamente sólo al oírle si no fuese que estaba siendo regañado por él. — Y yo no puedo permitir que esto vuelva a suceder.

Pudo ver a dos hombres con el mismo Shenyi color azul marino; posiblemente sus guardias.

— Llévenlo a su casa y adviértanle a su familia. Esto no puede volver a pasar.

Su cuerpo cayó al suelo cuando el agarre del rey desapareció. Sus rodillas se rasparon, pero en ese momento simplemente no importaba. El dolor era lo de menos. Si no que su vida estaba en juego ahora que sí había sido atrapado.

Uno de los guardias le tomó del antebrazo y lo jaló de regreso al hogar. Su madre estaba lavando la ropa en un pozo y su padre tomando té en la pequeña mesa del exterior. Cuando el caballo del otro guardia resonó en la calle de tierra junto con el polvo volando. La gente salió de sus casas cuando el sonido de los animales alertó a los pueblerinos de una visita inesperada.

Cuando llegaron al límite de su casa su cuerpo fue empujado por el chico que tenía una marca en su rostro. Este le miraba despectivamente desde el suelo a pesar de que éste mantenía la mirada gacha; estaba siendo una vergüenza para su familia.

— Este criminal ha estado en tierras pertenecientes al rey. Tuvimos órdenes de él de traerlo directamente y advertirles a todos qué: Si alguna vez esta situación vuelve a suceder... Correrá sangre.

La mirada fría del hombre recorrió a cada uno de los pueblerinos curiosos que los veían desde las puertas, escondidos, aunque al final se centró más en el jovencito y la familia de este. Y luego de percibir el miedo en sus caras, no pudo evitar soltar una risa de superioridad y marcharse tal y como había llegado.

Su madre se acercó a él y le abrazó mientras que él se mantenía mirando el suelo. Sentía tanta vergüenza, suficiente tenía con ser el doncel del pueblo y ahora todo el pueblo lo conocía como un criminal que husmeaba en las tierras reales.

— Todo está bien, Xiumin. Ellos han perdonado tu error, estás vivo. Si no lo vuelves a hacer simplemente vivirás. Vamos, vamos a la casa.

Aun así, se levantó del suelo y sacudió la tierra de su ropa. Al mismo tiempo caminó sintiendo la intensa mirada de decepción de su padre, pudo oír el suspiro. Sabía que había manchado la honra de la familia.

.
.
.

— Son temporadas difíciles, últimamente, cariño. — Habló la mujer con voz calma mientras que empezaba a servir el té en las tazas de su hijo y esposo.

— Nada está creciendo. Lo hemos sembrado hace tiempo, pero no hay nada en el campo. ¿Qué podemos hacer? Vamos a morir de hambre sino podemos vender nada, y tenemos que llevar el treinta por cierto de nuestra cosecha a la casilla del rey.

— Puedes hablar con ellos, decirles que la siembra está yendo más lenta de lo que pensamos que sería. Estoy segura de que entenderán.

— Xue, ellos no entenderán. Ellos simplemente no razonan. Si yo no voy con las verduras mañana a primera hora allá estamos perdidos.

— Tenemos zanahorias, una poca cantidad, pero aún nos queda. Puedes llevar así por el momento...

El hombre suspiro y calló cualquier comentario cuando su hijo llegó a la mesa. Xiumin se sentó en el suelo mientras que miraba su plato de arroz; estaba vacío.

— ¿Y mi comida, madre?

— No hay comida para un delincuente como tú, Min. — La voz gruesa de su padre le intimido. — Pude perdonarlo una vez, pero esta vez ya no lo perdonare. Ellos llegaron a casa directamente y todos vieron el acto. Eres una deshonra para la familia XiuMin. Puedes irte a tu habitación, mañana me ayudarás a cargar las zanahorias a la carreta y luego te quedarás en la casa a reflexionar sobre lo que has hecho. Deberás ayudar a tu madre con la casa, sabes que está enferma y le das estos disgustos.

El joven simplemente asintió porque desde pequeño le habían enseñado que su agradecimiento debía de estar centrado en el rey y luego en sus padres. Sabía que el Rey Han había perdonado su vida y que su padre solo lo castigaba por sus malas acciones.

==============

Nota de autor.

Este es el primer capítulo de la re-edición de este fanfic. Lo que más ha cambiado es el final. Pero vendré diariamente a actualizar este y espero ustedes me acompañen en esta aventura.

+Espero sus comentarios y votos.

==============

›  dinastíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora