Capítulo 2

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Los primeros quince días, no tuve mayor contacto con la estrella. Al menos, no cara a cara, porque todo lo hacíamos en grupo. Ensayos, comidas, conciertos. Todo era muy emocionante. Mis cinco compañeros y yo nos volvimos cercanos, pues aquellas experiencias eran nuevas para nosotros. Tomábamos fotos de cualquier cosa, bromeábamos, paseábamos en todas las ciudades que la gira visitaba, simplemente nos divertíamos. Pero, la estrella era parte de aquello. Sin importar cuánto lo deseaba, nunca podía hablar con esa persona, o mirarlo a los ojos, tratar de conocerlo mejor.

La verdad, estaba asustado. Nunca había sentido ese tipo de atracción por alguien. Durante mi corta vida, sólo me había interesado en la danza, era mi pasión. Nada ni nadie me había inspirado algo similar, hasta ese momento. Pero, no era tan trágico. Todavía podía ver el brillo de la estrella a la distancia, en los conciertos, mientras daba lo mejor de mí para hacer feliz al público. En los ensayos, cuando la estrella daba direcciones a los músicos y nos dedicaba un par de palabras a nosotros, los bailarines.

A pesar de que no éramos físicamente cercanos, yo sentía a esa persona muy cerca de mi corazón. Lo sé, suena cursi, pero así era. Algunas noches soñaba con la estrella, y a la mañana siguiente, despertaba con una gran sonrisa. Durante el día, fantaseaba con su olor, cómo sería tomar su mano, mirarlo a los ojos otra vez. A pesar de no tener ningún acelerante, el fuego en mi interior seguía creciendo. Pero, en el fondo sabía que la estrella nunca podría verme como lo veía yo. Después de todo, sólo era un bailarín más. Pensando en eso, intentaba tranquilizar a mi fatigado corazón.

Tres semanas de gira. Yo seguía siendo ese muchacho tímido, pero me esforzaba por hablar con todos los miembros del staff. Ahora, además de los seis bailarines, los cargadores, los ingenieros de sonido, los estilistas y vestuaristas, e incluso los músicos, salíamos a comer o cenar juntos. Muchas veces, el manager de la estrella se nos unía, pero nunca esa persona. No, esa persona permanecía en su pequeña burbuja quizá, en algún lugar inalcanzable y solitario. Mientras reíamos y brindábamos, yo me sentía triste por mi estrella. Imaginaba que tomaba el soju en soledad, en la oscuridad de su cuarto de hotel. Con esas ideas volando en mi cabeza, ya no podía disfrutar tanto de la alegría que nuestra nueva familia creaba.

Una noche, me sentí demasiado ebrio para seguir bebiendo con el grupo, así que me dirigí a la habitación del hotel en turno. La compartía con dos bailarines más, pero ellos decidieron quedarse a seguir con la fiesta. Me costó un poco meter la llave eléctrica en la ranura, pero lo logré. Cuando la luz verde me indicó que la puerta estaba abierta, escuché mi nombre, muy cerca de mí.

—Xiumin, ¿verdad?

Giré mi cabeza a la izquierda. La estrella estaba de pie allí, junto a mí. Creo que el efecto del alcohol se desvaneció de mi cuerpo, porque me sentí sobrio enseguida.

—Oh... Hola —estúpidamente, eso fue todo lo que pude decir—.

Todo lo que había soñado desde que inició la gira, mis fantasías más locas, mis deseos más enardecidos, se habían hecho realidad. Mi estrella estaba realmente ahí, cerca de mí. Tan cerca, que por fin pude percibir su aroma, era delicioso.

—¿Vienes solo, o alguien te acompaña esta noche? —preguntó. Su voz era como una melodía, quizá lo sentí así porque me estaba hablando sólo a mí. Sentí que me faltaba el aire—. ¿No vas a entrar?

La estrella empujó la puerta suavemente y cruzó los brazos sobre su pecho. Llevaba puesta una gorra negra, pero aún con eso, pude ver sus ojos, que parecían querer robarme el alma. Asentí como respuesta y entré a la habitación. Un escalofrío recorrió mi espalda, tal era el poder de su presencia detrás de mí. Encendí la luz y me quité la chaqueta.

—¿Compartes la habitación con alguien? —preguntó, cerrando la puerta detrás suyo. Miró a su alrededor con desencanto. Realmente, no era una habitación demasiado elegante.

—Sí. Con dos bailarines más, pero ellos no vendrán todavía —era importante informarle que teníamos mucho tiempo, en caso de que quisiera conversar.

Le sonreí estúpidamente otra vez. Mi corazón acelerado, bombeaba demasiada sangre a mi cerebro, y mis ideas flotaban en el caos. No sabía qué más decir, cómo continuar y no perder su atención.

—¿Sabías que yo te elegí para esta gira, Xiumin? –preguntó. Sus hermosos ojos se clavaron en los míos. El mundo explotó y mi lengua dejó de funcionar.

Negué despacio con la cabeza. La estrella se acercó a mí despacio. Era como gato acechando a su presa. De pronto, sus manos estaban sobre mis hombros, y sus ojos succionaban a mi alma insignificante con una mirada seductora que me provocó escalofríos otra vez.

—Me gustaste desde el principio. Xiumin. Eres adorable.

Su sonrisa era hermosa, casi perfecta. Sus palabras cancelaron la gravedad. Yo flotaba, él flotaba, todo el mundo había dejado la tierra.

—Debo confesar, que te he estado observando desde entonces. En cada ensayo, en cada show. Mientras esperamos en el aeropuerto... ¿No te habías percatado de que siempre pido una habitación en el mismo piso donde tú estarás?... Lamento no haberme acercado antes a ti. Pero, mi trabajo es importante.

Asentí de nuevo. Apenas me había tocado, pero ya le pertenecía a la estrella, todo yo, por completo, le pertenecía.

—Sé que parece un pretexto tonto, pero el trabajo es lo primero, el placer puede esperar un poco, ¿no crees?

—¿Pla- placer? —balbuceé.

—Así es. Además, el placer se disfruta más, si lo buscas en el momento correcto.

Sus manos me empujaron suavemente sobre la cama. La estrella se subió lentamente a la cama, junto a mí. Me quedé inmóvil. ¿Qué se dice en situaciones como esa? Era todo lo que quería, mi estrella y yo, solos al fin, en una habitación. Esa persona podía pertenecerme también. Sin embargo, mi corazón enloquecido no me permitió moverme. Aunque, no hubo necesidad, pues la estrella dio el siguiente paso.

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