Cartas a la Luna

Luna

¿Dónde estás?, ¿Por qué llegaste a iluminar mi noche?, Aunque lejos estés, me llega tu brillo, hagas lo que hagas, incluso con tu lado oscuro, eres lo que mis cielo sin estrellas necesita, y aunque las hubiera, seguirías siendo tu quien me inspira, seguirías siendo tu la más bella.

Tras mi ventana te escondes y no te dejas ver, aunque a decir verdad yo también, a veces me ausento sin querer, cuando el sol me sofoca y no pienso bien, cuando el calor derrite mi entender, pero cuando todos duermen y la calma llega a a mi ser, puedo sentirte, puedo pensarte, puedo quererte y volver, una vez más a intentar hacerte reír, e intentar una vez más hacerte sentir, que por sola que te sientas, nunca lo estarás, que desde que te vi lo supe, estaría ahí para ti noche tras noche, en especial las más oscuras, para hablar contigo y si tú me dejas, acercarme y juntos soñar.

Y en las noches en las que pareces desaparecer, recordarte lo divina que eres cuando eres luna llena, y que a pesar de que mengues, eso no menguará tu belleza, ni tu brillo o tu entereza, simplemente es un poco de oscuridad, que pronto se irá, un pequeño tropiezo, del que te levantarás.

A veces te escondes detrás de las nubes, ¿Pero sabes?, así sean nubes de lluvia, estaré ahí esperando a que se vayan, para estar contigo de nuevo. Que vengan a mi esas nubes, que miedo no les tengo, y el frío que provoquen, se derrite con tu brillo, que aun tenue, es cálido y especial.

Pues por ese brillo pude volver a ver, más allá de mis pensamientos y sufrimientos, abrir mi mente y volver a creer, que este mundo es un mejor lugar, que es posible volver a sentir, que es posible... quizás... volver a amar.

Luna del cielo, eres un oasis en mi desierto, y pensándolo bien, y aunque a veces me duele tu lejanía, hay algo que me reconforta: en el pasado, ya estuvimos cerca, si tu naciste de la tierra y en la tierra yo nací, de alguna forma, ya eres parte de mí y yo de ti.