-¿Por qué dejo la escuela y desapareció por una semana? –le preguntó el director de la escuela en la que Mary trabajaba.
Mary miró al director mientras pensaba si decirle la verdad o no.
-He estado un poco nerviosa, solo eso –contestó ella sin mirarlo.
-Si está nerviosa, la escuela le recomienda ver a un psiquiatra antes de que se integre nuevamente. ¿Está enferma? Pareciera que tiene el Síndrome del Gato –miró a Mary con ojos expectantes y tras una pausa, añadió:- ...es una enfermedad de mujer. Algunos la describen como una sensación salvaje de histeria. Y usted, quería Mary, tiene amnesia, fuertes dolores de cabeza. A más de su talento, es usted muy brillante.
-Mi madre era más brillante –le contestó ella.
-Debería de pensar mucho más en usted, señorita Johnson. ¿Ha pensado en el suicidio?–dijo director con algo de preocupación al ver las marcas en sus brazos-.
Al ver que Mary no decía nada, añadió en tono resignado:- En fin, parece que está bien físicamente. Le pediré que se realice un psicoanálisis.
La preocupación y desesperación de ella tomó un giro inesperado, su voz dulce se volvió fría, llena de rencor y odio, y dándole la espalda al director dijo: -El trabajo del diablo. Mi padre no aprueba el psicoanálisis –el director la miraba sorprendido por ese cambio repentino que tuvo. Como el director no emitía palabra alguna, ella continuó:- Los médicos utilizan drogas e hipnosis y todo tipo de cosas para hacer decir lo que ellos quieren oír.
Cada vez Mary sonaba más irritada. El director intentó calmarla, afirmando que la doctora Willson era la mejor en su campo y solo querría ayudarla.
Al no quedarle otra opción, Mary accedió resignada, ya que si no accedía a la cita con la doctora Willson, perdería su trabajo y en este momento no podía darse ese lujo.
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El Color del Sufrimiento
Teen FictionNo son demonios y no te poseen. Quizás esa era la única manera en que una niña sabía defenderse fingiendo ser otra persona. Pero tenía que fingir tan intesanmente que la ficción se volvió realidad. Tú madre, abusó de tí. Tú padre fué negligente. Tu...