El comienzo

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Choi Minho no lo miró cuando dijo. "Esto no funcionará, puedes ser mi secretario o mi querido, pero no puedes ser ambas, elige."

Kim Kibum se detuvo, sus ágiles dedos equilibrados en animación suspendida sobre la pila de papeles que había estado ordenando en busca del contrato que él le había pedido. Su petición había llegado como caído del cielo, y él sintió como si el aliento le hubiera sido eliminado de un golpe. Elige, había dicho él,  era uno o lo otro, Minho siempre decía exactamente lo que quería decir y respaldaba lo que decía.

En un destello de claridad Key vio precisamente cómo sería, dependiendo de qué respuesta le diera, si elegía ser su secretario, Minho nunca más haría alguna movida hacia él que pudiera ser interpretada como personal, conocía bien a Minho, conocía su voluntad de hierro y cuán completamente podía dividir su vida, su vida personal nunca se mezclaba con los negocios o viceversa,  si elegía ser su amante -no, su querido- él esperaría mantenerlo completamente, igual que los viejos ricos lo habían hecho tradicionalmente a través de los siglos y en retribución él estaría sexualmente disponible para darle total fidelidad mientras Minho no le prometía nada a cambio, ni fidelidad ni un futuro.

El sentido común y el amor propio demandaban que eligiera la posición vertical de secretario en oposición de la posición horizontal de querido, aún así dudaba. Había sido el secretario de Minho por un año  y lo había amado durante la mayoría de ese tiempo, si elegía su trabajo, nunca le permitiría acercarse más a él de lo que estaba ahora, como su querido, al menos tendría la libertad de expresar su amor a su propio modo y las horas pasadas en sus brazos como un talismán contra un futuro sin él, lo que eventualmente tendría que enfrentar. Minho no era un hombre que permaneciera junto a una mujer o un doncel para poder planear una vida, él no toleraba ningún lazo.

Kibum dijo, su voz baja, "Sí, elijo ser tu querida ¿Entonces que?"

El finalmente levantó la vista, y sus ojos color chocolate eran penetrantes. "Entonces buscaré una nueva secretaria o secretario" dijo categóricamente. "Y no esperes que alguna vez te ofrezca matrimonio, porque no lo haré. Bajo ninguna circunstancia."

Kibum respiró hondo, no lo podría haber señalado más claro que eso, el incontrolado fuego de la atracción física que los había consumido la noche anterior nunca se convertiría en nada más fuerte, al menos no para él, Minho no lo permitiría.

Se preguntó como podía permanecer tan imperturbable después de las horas de hacer fieramente el amor que habían compartido sobre la misma alfombra debajo de sus pies, si hubiera sido un encuentro apresurado, quizás habrían sido capaces de ignorarlo como una aberración, pero el hecho era que habían hecho el amor una y otra vez con un prolongado frenesí y no tenía sentido fingir otra cosa, su oficina estaba impregnada de recuerdos sexuales; él lo había tomado sobre el piso, sobre el sofá, sobre el escritorio que ahora estaba cubierto con contratos y propuestas; hasta habían hecho el amor en su cuarto de baño. Minho no había sido un amante suave; había sido demandante, feroz, casi fuera de control, pero generoso en la forma en que se había asegurado de que él había estado tan satisfecho como él durante cada encuentro, el pensamiento de nunca más conocer ese grado de pasión hizo que su corazón se retorciera dolorosamente.

Él tenía veintisiete años y nunca jamás había amado antes como un adolescente, nunca había tenido los usuales tipos de enamoramientos o estado de novio, si dejaba escapar esta oportunidad podía nunca tener otra , y ciertamente nunca otra con Minho.

Así que, en plena posesión de sus facultades, dio el paso que la haría ser el  mantenido de  Choi Minho. "Elijo ser tu querido" dijo suavemente. "Con una condición."

Hubo una ardiente llamarada en sus profundos ojos que se enfrió igual de rápidamente ante sus últimas palabras. "Sin condiciones."

"Tiene que haber una" insistió él. "No soy lo bastante ingenuo para pensar que esta relación..."

"No es una relación. Es un arreglo."

"... este arreglo durará para siempre, quiero tener la seguridad de mantenerme a mí mismo, ganar mi propio dinero, para no encontrarme de repente sin un lugar donde vivir o los medios para ganarme la vida"

"Yo te mantendré, y créeme, ganarás cada centavo" dijo él, sus ojos moviéndose hacia abajo sobre su cuerpo en una forma que la hacía sentir repentinamente desnudo, su carne demasiado caliente y demasiado tensa.

"Te haré una cartera de acciones, pero no quiero que trabajes y eso es definitivo."

Kibum odiaba que él pusiera su relación -porque era una relación, a pesar de su insistencia al contrario- en bases tan mercenarias, pero sabía que eran las únicas bases con las que estaría de acuerdo, él  por otro lado, lo tomaría en cualquier base que Minho deseara.

"Muy bien," dijo, automáticamente buscando las palabras que él aceptaría y entendería, palabras que carecían de cualquier pizca de emoción. "Es un trato."

El se le quedó mirando en silencio durante un largo minuto, su rostro tan inexpresivo como siempre, sólo el calor en sus ojos lo traicionaba, entonces se elevó deliberadamente sobre sus pies y caminó hacia la puerta, la cuál cerró con llave, incluso aunque ya había pasado la hora de salida y estaban solos, cuando se volvió nuevamente hacia él, Kibum pudo ver claramente su excitación, y su cuerpo entero se tensó en respuesta, su respiración ya se estaba volviendo rápida y superficial mientras él lo alcanzaba.

"Entonces puedes igualmente empezar ahora," dijo, y lo atrajo hacia él. 

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