Prólogo.

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El rubio corría por el blanco lugar, éste no sabía donde se encontraba y mucho menos el por qué estaba ahí.

Sus piernas dolían y temblaban, pero no se detuvo. Su respiración era agitada, pero no dejó de correr. Sus ojos estaban llenos de lágrimas y no veía nada, pero seguía ahí, buscando lo que necesitaba para vivir.

Se cuestionaba lo mismo una y otra vez, "¿Qué hice para estar aquí?".

—¡Len! —se oyó el grito a lo lejos, era la voz de una chica. El susodicho se giró hacia donde provenía el llamado— ¡Len! —se oyó de nuevo. Él caminó a pasos lentos, extendiendo su mano para alcanzar aquella voz que conocía a la perfección.

—R-Rin... —murmuró el ojiazul, secó sus lágrimas y divisó la silueta de ella a unos metros de distancia.

Apresuró su andar para llegar a su lado, ya quedaba poco, pero...

—¡Len! —exclamó horrorizada al ver una lanza de color gris atravesar el pecho del contrario.

Éste la tocó con delicadeza y en cuestión de segundos, su cuerpo se había disuelto en miles de partículas esparciendose en el piso del lugar.

Escapar [RinxLen] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora