Capítulo 3

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-          Hola Deborah

-          ¿Anne? Hola amiga—dijo Deborah preocupada, la voz de Anne no sonaba  bien--- Sé que he sido mala amiga, pero he estado bastante full en el trabajo ¿Cómo estás? Y ¿la pequeña Karen?

-          Estoy mal amiga—dijo con voz estrangulada—necesito salir de esta cárcel. Voy a cumplir un mes de estar encerrada en esta casa. No lo soporto más. Liam, el agotamiento, la casa---dijo casi gritando. Deborah se dio cuenta que Anne estaba al borde la histeria.

-          Muy bien pequeña, respira hondo—le dijo ella—aja primero cálmate un poco. Regresa a tus cabales.

-          Listo amiga---dijo Anne respirando hondo

-          Ok bien---dijo Deborah--- vamos a vernos hoy en la tarde, lo pediré libre. Así sales de la casa y me cuentas que está pasando ¿sí?

-          Ooh gracias Deborah—dijo con lágrimas

-          Dale tranquila nos vemos dentro de una hora en el centro comercial, te estaré esperando en la entrada principal

-          Muy bien, nos vemos ahora amiga—dijo Anne colgando.

Ella terminó de hablar y subió a su habitación a cambiarse. No tenía ánimos de verse bien, así que solo se puso un vestido floreado y unas zapatillas bajas. Luego fue hasta la habitación de Karen a vestirla. Le puso un conjunto de vestido, zapaticos y gorrito de color rosado. Al terminar  la cargó, agarró el bolso de los pañales y se dirigió al auto. En la parte trasera estaba el asiento de bebes. Acomodo a Karen poniéndole el cinturón y después se fue a buscar coche.

Al cabo de 45 minutos ya estaba estacionándose en el centro comercial. Apagó el carro y recostó la cabeza en el volante. Debía tranquilizarse. Deborah no la podía ver tan mal, aunque si lo estuviera. Respiró hondo y se bajó del auto. Sacó de la maletera, el coche y se dispuso abrirlo, pero no podía. Aun no entendía bien ese coche. Ella le había dicho a Liam que compraran el más sencillo, pero no, el señor de la casa quería el más sofisticado que no entendía nada.

- Demonios ábrete---le dijo Anne al coche.

Siguió peleando con él, hasta que escuchó la voz de un hombre.

- Signorina ¿la puedo ayudar?---preguntó el desconocido

"Mierda, que vergüenza" pensó Anne volteándose a verlo

- No se preocu...--- se interrumpió al verlo. Era un hombre altísimo y muy, muy espectacular. Tenía los ojos de color verde grisáceos, no podía decidir el color exactamente, eran hermosos. Tenía el porte de un empresario. Iba de traje negro con una corbata roja, lo cual hacía relucir sus hermosos ojos.  Estaba impactada.

- ¿Signorina?---dijo el desconocido aguantando las ganas de reír. Se le notaba en la cara, lo cual que me dio mucha vergüenza. Recapacite y le comencé a hablar como si nada.

- oh no tranquilo no se preocupe yo puedo---dijo ella continuando con su labor. Pero el desconocido al ver que no podía decidió ayudarla

- Por mí no hay problema ayudar a una signorina tan bella—dijo el desconocido tomando el coche y abriéndolo. "espera un momento ¿bella yo?, si estoy destruida física y mentalmente ¿Cómo puede decir eso? ¿Está ciego?" pensó ella escéptica--- listo signorina, aquí tiene el coche—dijo el sonriendo haciendo que a Anne se le acelerara el corazón. Su sonrisa era hermosa. Pero se acordó de Liam y se entristeció. Su sonrisa no se comparaba a la de su Liam. Su bello Liam tenía una sonrisa que hacia opacar a cualquiera.

- Muchas gracias señor---dijo ella de forma triste y mecánica.

El desconocido vio el cambio de actitud de ella y decidió actuar.

-          Me llamo Domenico Lombardi---dijo tendiéndole la mano a Anne

-          Oh hmm yo me llamo Anne Bennett—dijo ella sin emoción y dándole la mano

-          Hermoso nombre para una bella donna---dijo él besándole la mano

-          Oh grazie—dijo ella sorprendida por su gesto

-          ¿Parli italiano? (¿usted habla italiano?)---preguntó Domenico

-          Italiano di studio di un anno, ma non parlo bene, mi manca la pratica. Per molti anni che non parlo (estudie un año de italiano, pero no hablo bien, me falta práctica. Hace muchos años que no lo hablo) ---dijo con dificultad y pensativa Anne. Hace muchos años que no hablaba italiano. Ella lo estudio cuando había comenzado la universidad. Pero al final lo dejo.

-          Me parece que usted lo habla bien signorina Bennett—dijo el sonriendo

-          Oh gracias signore Lombardi---dijo con una sonrisa cortes. No debía darle alas al señor.

En eso los interrumpe los pequeños gruñidos de Karen.

-          Parece que la pequeña está molesta—dijo el riendo— ¿es su hija?—preguntó él mientras Anne cargaba a Karen.

-          Si, esta pequeña se llama Karen---dijo Anne sonriendo. Tomó la manito de ella—saluda al signore Domenico, Karen.

-          Ciao il mio piccolo bambino (Hola mi pequeña bebe) —dijo el agarrando con cuidado su manita. Karen sonrió de forma linda, haciendo que ambos adultos rieran--- bella come la sua mamma (bella como su mama)---dijo mirándola a los ojos. Anne se puso nerviosa.

-          Oh gracias—dijo ella desviando los ojos a su reloj—oh dios me va a matar.

Puso a Karen en el coche, le ajustó el cinturón. Domenico todavía estaba ahí viéndola. No la dejaba de ver, lo cual la ponía muy nerviosa.

-          Oh Signore Domenico debo irme---dijo ella apurada mientras cerraba el carro. Luego se dirigió hacia él y le tendió la mano—fue un placer haberlo conocido y muchas gracias por ayudarme con el coche.

-          Por mí no hubo problema, mia cara (mi querida)—dijo él besándole la mano—espero que el destino nos vuelva a unir

-          Oh bueno—dijo ella nerviosa— ya me voy, adieu signore Domenico

-          Adieu mia cara (adiós mi querida) —dijo él viendo como ella se va corriendo

-          Oh mia bella (mi hermosa) pronto nos volveremos a ver—dijo él metiendo sus manos en los bolsillos del pantalón y dirigiéndose a su auto.

Solo soy para ti (#2-SEPM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora