Oigo el latir de su corazón,
su respiración entrecortada,
su olor a hierba, limón y tierra mojada,
su apacible rostro acariciado
por la brisa marina,
su luminosa sonrisa;
pero sobretodo,
sus brillantes y deslumbrantes ojos,
que me miran con una dulzura infinita.
Ojalá se parara el tiempo ...