Solitude X'mas

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Eterno Deseo

La fría noche era iluminada por los adornos navideños. Personas iban y venían sonrientes, todo el mundo se ajetreaba en esta fecha preocupados por los regalos, los preparativos de la elaborada cena, y el esfuerzo por reunirse con familiares y allegados.
Cascabeles, árboles vistosos, guirnaldas, Santa Claus, gran variedad de objetos podían apreciarse en todas las tiendas de la ciudad junto a las luces de colores y las melodías tediosas que te terminas aprendiendo aunque no lo desees.

Sin embargo, yo estaba solo.

Sentado en una banca de hormigón de la plaza central, trataba de mantenerme abrigado envolviéndome con mis propias manos, en un pequeño abrazo que también tenía el fin de consolarme en aquel momento.

Me pregunto... ¿Por qué estoy aquí?

En esta cruel soledad, intentaba perderme de la realidad hiriente, escapar únicamente con una chaqueta que no permitiera que muriera congelado, y que además no me pertenecía.

Esta chaqueta era tuya... alguien que lo era todo para mi, que con una simple sonrisa había sido capaz de mover mi mundo, que con su compañía me había hecho sentir tan feliz y completo, pero que ahora me hacía tanta falta.

Te esperaba, por supuesto que si. Te esperaría todo el tiempo que fuera, aguardaría paciente a pesar de saber que jamás vendrías.
Porque lo habíamos prometido. Me habías hecho prometerte que este día lo pasaríamos juntos, y aunque no hubiera querido, negarme me sería imposible. Ahora estaba allí, consciente, asegurándome de permanecer paciente por si te llegabas a aparecer.

Tu rostro brillante y tu cautivadora voz seguían estando tan presentes en mi mente que puedo escucharte decir mi nombre con aquel cariño y simpatía que te caracterizaban. Recuerdo como si fuera ayer el día que nos conocimos, hacia mucho calor a diferencia de hoy y tus cabellos castaños estaban cortos, aún eramos estudiantes de secundaria, inmaduros y con la inocente fantasía de conformar una banda de rock que moviera e hiciera bailar al mundo.

<<Amo como tocas el piano, puedo sentir todo tu esfuerzo en elloGracias a que tu estas, siento que puedo hacer lo que sea. >>

Me dijiste un día antes de una presentación escolar, mi corazón se aceleró por primera vez, totalmente cautivado, desde entonces supe que eras especial.

No dije nada al respecto por mucho tiempo, eras uno de los únicos con el que podía ser yo mismo, y temía perder aquella magia.
Después de graduarnos conversé con el enano de Sxun y –mas como una madre que como un amigo– me aconsejó, fue cuando tomé el valor de buscarte, pero para mi sorpresa, tú ya me habías encontrado.

Me lastima recordar lo feliz que fui ese día. Ahogado en auto-compasión, las penas se atoran en mi garganta, y justo en mi pecho se acumulan sentimientos con filos de espada.

Durante mi vida he escrito canciones, tristes o felices, todas lograban hacerme sentir mejor, describiendo emociones profundas lograba desahogarme, aún así, justo ahora me duele demasiado como para siquiera expresarlo.

Quisiera que acariciaras mi cabeza, enredando tus dedos en mis cabellos en un delicioso cariño, y que luego me besaras la frente diciéndome cuanto me querías. Mientras, yo sólo me quedaba ahí, siendo consentido como un niño pequeño, admirando tu –ahora– rubia melena.

Vagaba en mis pensamientos delirando con los recuerdos a flor de piel, imaginándote por completo a mi lado. Escuché voces alegres a lo lejos, personas cantaban con el corazón en mano, en cambio, yo me deshacía poco a poco, sintiendo mi nariz congelada e intentando cubrirme en mi propia piel.

Ya ha empezado a nevar, copos blancos caen sobre mi cabello tiñiéndolo de pura tristeza, deteniendo el tiempo y olvidando los relojes, pues ya eran las doce, y mi alma se había petrificado.

Por favor.

Es Navidad ya, sólo quisiera verte una vez más, en esta noche, más que nunca deseo verte.

¿Me escuchas?

Todos esos momentos que pasamos siguen viviendo en mi, los felices, los tristes, los difíciles... aquellas noches donde nuestros corazones latían a un mismo ritmo, aquellas discusiones sin sentido, e incluso, el momento donde ambos pagamos nuestros errores.

Lo siento.

Perdona que no haya podido cantarte todo lo que pude, que no haya puesto tu nombre en el destinatario, que no haya robado de tus labios aquel beso que deseaba... y perdóname por no haberte abrazado más fuere esa vez.

Mientras observo la débil luz de la calle, me siento más olvidado que nunca.

<<¿...Va a volver?>>

Le pregunté a la estrella que parecía que sólo brillaba para mi desde el cielo; su titilar, sin embargo, desaparecía a un paso aterrador. El asfixiante alcohol ya no me permitía respirar, en medio de mi penosa agonía elevé mis manos y moví los dedos en el aire, como si tocara mi última melodía en un piano que sólo yo podía imaginar.

Y a mi lado escuché tu voz acompañarme, cálidas lágrimas cayeron por mis mejillas astillando mi alma, entonces comprendí que en algún lugar de mi corazón sabía que te habías ido.

Si existieran los milagros...

¡Me gustaría que volvieras!

Solitude X'mas__Falilv__Minami x So (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora