Capítulo Uno.“Perdida”.
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La mañana inicio con el timbre del despertador, sonando a un volumen moderado para no molestar a otros y que sólo molestaba a la dueña del despertador.
Su brazo salió de aquel capullo de sábanas, para luego palpar hasta encontrar la máquina que producía el ruido irritante. Lo golpeó justo donde el botón para apagarlo se encontraba, destrozandolo como si de un bicho se tratara.
Un gruñido salió de la bola de sábanas, al escuchar el ruido que hacia rompiéndose.
Se levantó, dejando al descubierto el pequeño cuerpo de la jóven que antes dormía, piel palida, cabellos blancos con algún que otro cabello rubio, sus ojos ahora abiertos, uno de un tono gris y el otro de un color amarillo, observaban con el ceño fruncido lo que había destruido.
—Joder, otro despertador roto—balbuceó, para levantarse saliendo de la cama y el enredo de sabanas. Vestía con solo unas bragas, dejando al descubierto su pequeño busto junto a aquella cintura de avispa.
Bufó caminando hacia el armario, cogió un pantalón negro y una camisa blanca, junto a un suéter gris varias tallas más grande para no resaltar su figura. Los lentes que no necesitaba estaba sobre la mesita de noche, al igual que el gorro que normalmente usaba para tapar su cabello. Usaba lentillas de un color café común, para que no se fijaran en los raros ojos que poseía.
Al dejar la ropa en la cama, fue al baño donde tomó una rápida ducha fría y volvió, vistiendo lo que eligió. Se miró en el espejo al final, observando como de una hermosa y rara belleza, pasaba a ser un simple cerebrito, como le apodaban sus compañeros.
Ninguno se preguntaba el porque de la ropa ancha o porque siempre estaba perdida en clase y pasaba con buena nota en los exámenes, acabando éste primero, o incluso porque siempre dejaba que la insultasen.Sonrió de una manera no muy bonita y fue por su libreta y un lápiz. Lo único que utilizaba. Los metió en una mochila pequeña y se la colgó en sus hombros, viéndose por última vez en el espejo para tomar el papel de chica tímida y nerviosa.
Salió, sin haber tomado ningún refrigerio ni ninguna moneda. El viento afuera estaba frío, aunque no lo sentía. No era friolenta, tampoco le daba calor, aunque durmiera en un capullo de sábanas.
Avanzó entre las aún sombrías y solitarias calles de la ciudad. Caminando por lugares que parecían callejones pero en realidad solo eran atajos que conocía a la perfección.
Se mantuvo en los lugares oscuros, ocultando a la perfección su presencia.Su escencia se mantenía guardada pues al ser más fuerte que la de todos, sería cazada por los asesinos del ahora Rey, el trono fue tomado por un Lobo Alpha, puesto que los segundos más fuertes, los Osos, no tomaron cartas en el asunto al tener un carácter más pacífico.
Llegó con rapidez a su institución educativa, llamada Blue Eyes por los ojos azules que los herederos de la escuela poseían. Era un instituto privado al cual costaba entrar, por supuesto que normalmente los niños ricos utilizaban su dinero para entrar a este. Sin embargo, ella habia tomado un exámen de admisión y lo había hecho en 2 minutos, con todas las respuestas correctas, demostrando su inteligencia avanzada.
Entró a la institución por las grandes rejas abiertas, que utilizaban una ilusión hecha por brujas para que curiosos no entrasen.
Suspiró, al darse cuenta de que, como todos los días, llegaba primero que todos. La luz del sol apenas y salía, dando unos pequeños tonos rojizos a lo que apenas era un cielo azul oscuro. Caminó con tranquilidad hacia la biblioteca, en busca de algún libro que llamara su atención. La historia le interesaba pero también la ficción. Aunque la segunda fuese irónica al ser algo supuestamente ficticio para los humanos.
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El Rugido del León.
FantasyScarleth Romanov, es a lo que se le denominaría una Mujer León. En sus venas corre la sangre real de un León Alpha. Es conocida por su timidez y por su inteligencia, tachada de una simple nerd por los populares, y tachada de una solitaria por los de...