Capitulo único

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Yuri Katsuki, nacido y crecido en Hatsetsu, Japón. Desde su infancia comenzó su gusto por el patinaje en hielo, su idolo en ese deporte era Viktor Nikiforov. A la edad de 19 años llegó al Grand Prix Final donde compartió pista con su gran idolo.

Viktor Nikiforov, nacido y crecido en Rusia. Desde una muy temprana edad demostró ser un prodigio en el patinaje sobre hielo, siendo el mejor en la categoría Junior al igual que en la categoría Senior. A los 23 años fue el ultimo en participar en el Grand Prix Final... y el primer participante en patinar en la pista fue un japones que le llamó la atención. Ese japonés fue el de la puntuación más baja tanto en el programa corto como en el libre.

Pero Viktor Nikiforov vio algo que le llamó la atención de ese chico.

El día que él intentó conversar con ese chico japones casi le da un paro cardiaco al asiatico, eso le llamó aún más la atención e intentó mantener contacto con él. Tras mucho esfuerzo resultó que pudo volverse cercano al nipón, y después de dos años la gran leyenda viviente del patinaje artístico sobre hielo confesara su relación con el japonés salió de su país de origen para ir a Japón y volverse el entrenador de su pareja.

Esa es, a resumidas cuentas, el como se conocieron y llegaron a estar juntos dos grandes patinadores del hielo.

Pasaron varios años, la pareja se encontraba felizmente casada y residiendo en Hantsetsu, Viktor Nikiforov nunca volvió a pisar su país natal, puesto que la homosexualidad seguía siendo lo más tabù en esa gran potencia.
Ambos estaban contentos, pero algo atormentaba a ambos sin decircelo al otro.

-Viktor... -el japonés tomó agallas para tocar ese tema con su esposo, que estaba muy entretenido jugando con su mascota, un lindo perro de gran tamaño llamado Makkachin.

-Dime, mi cerdito. -El ruso hizo rodar al perro como tronco mientrás le acariciaba la panza y volteaba a ver a su esposo con una gran sonrisa en el rostro.

-Lle... Llevamos 3 años de casados, y creo que, estamos preparados para dar el siguiente paso. -el asiatico se paro a 3 pasos de su conyugue y se agachó a su altura.

-¿Te refieres a tener una segunda luna de miel? Porque la idea no me desagrada.

-¡No! -el perro se paró y salió cortiendo de la sala mientras que el ruso miraba sorprendido al contrario- Me refiero a tener un hijo, a que hagamos una familia.

-Mi cerdito, ¿para qué otro perro? tenemos a Makkachin y no creo que él quiera a otro con quien tenga que compartirnos.

-¡Vitya! Me refiero a un niño, a una criaturita humana que criemos juntos.

Nikiforov sólo se quedó estatico en su lugar sin emitir palabra alguna con una mirada perdida hacia su esposo.

-Vale, entendí que no quieres. -el nipon inclinó la cabeza y se paró en un instante y marchó corriendo a la cocina.

-Yu... ¡Yuri! -al darse cuenta de lo que hizo su esposo corrió tras él.

El platinado tocó la única puerta de la cocina intentando que le abriera.

Pasada media hora de ruegos y suplicas el otro chico por fin abrió la puerta, viendo como estaba su esposo sentado en el suelo con una libretita en una mano y en la otra una boligrafo, mientrás Makkachin estaba acostado en sus piernas dormitando tranquilamente.

-¡Mi cerdito! -el ruso le hizo señas de que se sentara a su lado, y así lo hizo el contrario.- Lamento lo de hace rato, creo que me tomó por demasiada sorpresa que dijeras eso... pero, yo si quiero formar una familia contigo, -le extendió la libreta- he estado pensando en nombres que le podríamos poner si es niño, no se me ocurre alguno en especial si es niña.

¡Mis padres!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora