Capítulo 2.-

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"Pastelería: DULZURAS" Decía en un gran cartel, a la entrada de la pastelería.

Lo primero que sintió Danielle al entrar -como lo hacía diariamente- a la pastelería, fue el esquicito olor a ponquecitos recién horneados; sólo Amy era capaz de cocinar tan exquisito que simplemente con el aroma se te hace un mar de baba en la boca, pensaba, por experiencia propia a su gran falta de experiencias culinarias. Con tres cafés recién hechos -de la pequeña cafetería de la esquina- a mano, se dirigió hacia su inquieta amiga que se movía de una mesa a otra, atendiendo clientes.

–Hora del café…–canturreó la castaña.

– ¡Danielle! –la saludó, recibiendo su café.

–Hola señora Gaiman.  –dijo, mostrando su argolla de matrimonio la castaña.

– ¡Oh!,  aloha señora Murray. –respondió esta, mostrando su anillo con una sonrisa reluciente. Pasan unos cuantos jóvenes comprando ponquecitos  –especialidad del día– y una ancianita por estos mismos, hasta que se escucha el sonido de la campanita de la puerta.

– ¡Que hay guapas! –saluda eufóricamente la rubia al entrar. –Siento el retraso, fui a hacerle una pequeña visita a Jhonny, ¡Dios! sí que lo necesitaba…–dijo, mientras se frotaba la coronilla con sus dedos.

– ¿Jhonny? –preguntó Amy. – ¿quién rayos es Jhonny?

–Es el mayor desperdicio de testosterona  que haya podido existir en el mundo, demonios, de tan sólo pensar en ese trasero tan… –dijo Danielle, haciendo que aprieta algo en el aire con sus manos. – uhm, perfecto…

–Creo que por eso es tan conocido…–suspira Emily mordiéndose el labio.

– ¡Hey, hey, hey! no quiero ser presente de un orgasmo en medio de mi tienda ¿okey? –se apresuró a decir -entre susurros– la castaña con gafas.

–No. Esas cosas se me fueron todas en la luna de miel. –se rió la otra castaña a su lado.

–Que salvaje Danielle, aunque las mías no fueron distintas en Dubái, Logan y yo prácticamente no salimos de la habitación del hotel ¿y en Hawaii? –le preguntó a Danielle y empezó a hacer un ‘baile’ de hula  típico de Hawaii, con un intento de ser 'sexy' en él-definitivamente no le va el baile-. Ésta sólo le fruncía el seño claramente incómoda con la conversación. – Oh…

–Oh chicas, vamos, tampoco se sientan mal por mí, también tendré mi luna de miel, claro, en cuanto Jack cobre su merecido sueldo, al tacaño de tu marido… –mira a Emily. – y yo ahorre un poco en la tienda… Chicas, creen que si nos lo pudiésemos permitir, Jack y yo, ¿viviríamos en el sótano de una pastelería?

–Hablando de viviendas. –cambió hacia otro lado la conversación. – ¿Qué tal su nueva casa como marido y mujer? –preguntó la rubia a Danielle.

–Luck y yo llevamos tantos días viviendo entre cajas que me sorprende que encuentre cada cosa a tiempo, es horrible pero, esta noche cuando llegue a casa, nos pondremos a trabajar y ya estaremos instalados…–suspiró mirando su reloj. – en fin, ésta chica se va a poner al día en el hospital, mañana regresamos a la misma rutina. –suspiraron las tres, mientras Dany se iba.

–Las cenas a la luz de las velas y las noches juntos, son historia…–pensó en voz alta Amy.

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⏰ Última actualización: Dec 30, 2013 ⏰

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