Entre a la casa dando trompicones con toda pieza de decoración que se encontrara en mi camino a la escalera, al tocar el barandal de la escalera, jale con fuerza y me acerque a él, dejando que mis brazos colgaran hacia abajo por un momento.
Hace casi más medio año en el que Ten y yo teníamos encuentros similares al de esta tarde casi que regularmente; a pesar de que habíamos asistido a la misma secundaria y nos habíamos graduado en la misma promoción, Ten y yo no habíamos cruzado ni la más mínima palabra durante la secundaria, incluso ni sabíamos que habíamos aplicado a la misma universidad.
Durante la primera semana de universidad, hable por primera vez con Ten, para la fecha yo ya cumplía cerca de tres años de salir con Hansol. Nuestra primera conversación fue durante un club de estudio al que el amigo de Ten, Yuta me había invitado integrar, constaba de 5 personas de diferentes especialidades con la finalidad de que con las diferentes fortalezas de los miembros del club pudiéramos resolver los unos las dudas de los otros, el caso es que días previos a los finales solíamos quedarnos tiempo extra para resolver dudas de alta importancia. Por alguna razón, Ten mostraba algunas dificultades en áreas enfocadas a lo investigativo, por ser este mi campo me vi casi que en la obligación de hablarle. Pero el club no se quedaba ahí, con los demás intentábamos hacerlo dinámico, así que cada vez que la carga académica nos lo permitía salíamos durante la noche ya fuera a bailar, al cine, algún bar o a un restaurante para subir los ánimos, pero... ¿Cómo comenzó todo este engaño?
Abrí el agua de la ducha y mire mi figura distorsionada por el agua en los azulejos de la pared, tome el jabón entre mis manos y luego de cerrar la llave comencé a enjabonarme sin mucho afán.
Ten, Ten tiene esa apariencia llamativa o "extraña" como solía llamarla yo, es atractivo y no lo voy a dudar, pero eso no me impedía poder ignorarlo sin mucho esfuerzo, bueno eso fue hasta que su encanto empezó a golpearme repetidas veces. Se podía decir que después de haber pasado muchas horas encerrados en el mismo espacio durante casi tres meses éramos un poco cercanos, pero no hablábamos mucho de nuestras vidas privadas por lo que Ten desconocía mi relación, y por esto no paso mucho tiempo en el que el empezó a notar mi repentino interés. Evadía sus insinuaciones, por una parte por Hansol, la otra era Ann, la única razón por la que la existencia de Ten era conocida para mi durante la secundaria era ella, que tenía un crush extraño por el desde que lo vio en casa de Jaehyun. "Es tan tierno" "Baila rico" cosas como esas solía escuchar de sus labios muy seguido, ella podía matar muy seguramente por él, pero eso no me paro.
Me seque el rostro y con la mano desempañe el espejo, corrí el cabello húmedo lejos de mis hombros y con un sonido de frustración coloque mis manos sobre el mesón.
Estábamos a mitad del verano, Ten me había insistido cerca de dos semanas que fuera un día a su casa a terminar de explicarle un tema que le había dejado interrumpido para concentrarme en mis propias explicaciones, me compadecí de él y su vocecita consentida, en mi inocencia lo acompañe a su casa y en mi estupidez me deje llevar, cuando salí de su apartamento me sentía como una completa condena, planeaba irme a confesar todos los días para terminar en un convento o algo similar; lo evite en la universidad, falte al club y no respondí a sus llamadas, aun así el persistía. Tarde que temprano acepte mi realidad y me deje llevar, ahora incluso voy yo por mi cuenta. Pero hubo un evento en especial que me puso en la cuerda floja, antes de pasar a todo este asunto de aceptación. Para ese momento tenía muy claro que la situación era un juego, tal vez una simple experimentación, que tenía que dar por terminada más rápido de lo que canta un gallo; estaba enamorada de Hansol y eso era seguro, pero ahí estaba detrás de Ten como una idiota, sin más me puse en la tarea de acabar con nuestra relación, cosa que me fue imposible.
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Alright |NCT| [Mini Fanfic]
Fanfiction«- ¿Ya tengo que devolverte? » «- Se acabó la hora del juego»