Era una mala idea. Lo sabía. Desde que vio a KiBum en la puerta de su departamento con una maleta y un porta trajes, supo que esto no terminaría nada de bien. Era viernes por la noche y lo único que TaeMin quería, era hundirse en el sofá a ver la televisión mientras comía helado. La semana en la Universidad había sido horrible, todavía le costaba una inmensidad habituarse a tener que levantarse temprano todos los días y hacer todo por sí mismo.
"Si te vas de casa, tu mamá no estará para hacerte el desayuno por las mañanas TaeMin" le había dicho su padre cuando les pidió como regalo de graduación de la milicia, un departamento cerca de la Universidad porque según él, ya no quería vivir con ellos luego de haberse acostumbrado a estar dos años lejos de casa. Por supuesto, su madre no había estado de acuerdo, con TaeSun viviendo al otro lado del país y ahora su hijo menor queriendo hacer lo mismo, aunque se quedase en la misma ciudad, el síndrome del nido vacío comenzaba a afectarle. Su padre era más asiduo a que cada uno de sus hijos debía tener las mismas oportunidades en medida de que pudieran dárselas. Si TaeSun había ido a una buena universidad, TaeMin también lo haría. Si a TaeSun le habían regalado un departamento para irse a estudiar a Busán, entonces a TaeMin también le correspondía uno. Si TaeSun había recibido un auto de regalo luego de graduarse, lo más lógico es que TaeMin también tuviese uno cuando terminase sus estudios universitarios.
Ahora, regresando a KiBum.
- Dime que eso que traes ahí no es lo que creo...
- ¿Y qué es lo que crees?
KiBum entró con exceso de confianza al departamento, dejando las cosas en la sala mientras sonreía orgulloso.
- Antes de que digas cualquier cosa, supe de buena fuente que tu padre solo irá a la cena pero no se quedará a la fiesta porque mañana tiene un viaje a Daegu... - le dijo – Así que, cuando lleguemos, él ya se habrá ido...
- ¿Cómo sabes que mi padre tiene que ir a Daegu?
- Te lo dije, tengo una muy buena fuente
- ¿Sigues acostándote con JongHyun, cierto?
El rubio se alzó de hombros en respuesta.
- Ahora, ve a darte una ducha, yo te esperaré en el cuarto para prepararte; tengo dos opciones de traje, algo muy juvenil y sexy, te haré un peinado nuevo y te maquillaré muy sutilmente
- Primero, no me iré a duchar porque no iré a ninguna parte, segundo; no usaré ningún traje porque como ya te dije, no iré a ninguna parte. Tercero, no tocarás mi pelo y cuarto, olvida lo del maquillaje...
- ¡Lee TaeMin! – exclamó KiBum en un grito - ¡Esta es la fiesta del año, ¿Tienes idea de cuántos oficiales de marina estarán presentes?! ¡Y no solo eso, escuché que irán marinos extranjeros también, es tu oportunidad de ir y encontrar un novio!
TaeMin inspiró hondo y masajeó el puente de su nariz, no podía creer que estuviera sucediendo esto. Las cosas iban de esta manera: todos los años, la milicia realizaba una fiesta de Aniversario en donde se hacía una cena con todos los cadetes y superiores, y luego una fiesta bailable. Toda la ceremonia en sí, gozaba de mucha fama porque asistían celebridades, modelos, hombre y mujeres muy guapos que le daban otro toque al evento. En particular la fiesta de la Escuela de Infantería de Marina. De la milicia coreana, la marina realizaba una fiesta internacional, en donde los cadetes de intercambio se lucían en sus galas, llamando la atención de los asistentes.
TaeMin siempre había rehuido de todo lo relacionado con el trabajo de su padre. Lee MyungDae, era un oficial de primer rango, de la primera división marina, capitán de fragata y con un amplio currículum. Lamentablemente, tanto él como TaeSun, habían decidido no hacer carrera en el ejército por más que hubieran hecho el servicio militar obligatorio.
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[ Casualidad ]
Romance•2Min• "Cuando el destino te devuelve lo que creías perdido" Era una mala idea. TaeMin lo supo desde que vio a KiBum en la puerta de su departamento aquel viernes por la noche. Lo peor de todo, era lo mucho que a él le costaba decirle que no a su...