–Volveré a verte, lo prometo –no podía irse sin despedirse de Zhong. Él podía denotar la tristeza de sus palabras, lamió su cara repetidas veces–. No te va a pasar nada, de verdad, estarás bien. Volveré lo antes que pueda –aunque cada palabra se volvía más triste que la anterior. El zorro se apretó a ella con más fuerza, no sabía qué hacer para consolarla.
–Debemos irnos, es la hora –dijo Feng.
–No le pasará nada, te doy mi palabra –dijo Yu.
Se levantó y miró a Zhong por quizás una última vez, pudo haber hecho mil cosas, volver a abrazarlo, llorar de nuevo, pero para su propia sorpresa se dio la vuelta y no miró atrás.
Tal y como le dijeron, allí estaba esperándoles, con su petaca en los labios.
–Bien, parejita, ya era hora –dijo con una sonrisa. Ambos se miraron y lo fulminaron con la mirada, entonces él sonrió y elevó las manos como disculpa por el comentario–. Cuando los señores quieran –se inclinó de forma burlesca indicando el camino frente a ellos.
El maestro Zhang observó desde la lejanía cómo sus jóvenes discípulos partían:
–Esa espada... Chin... –dijo frunciendo el ceño–. Solo aseguraos de volver siendo quienes erais.
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La piedra de Jade
Teen FictionLiam descubre un gran poder oculto que podría destruir el Imperio Chino, junto a sus amigos deberá impedir que ese oscuro poder caiga en las manos equivocadas. (no puedo dar una descripción muy clara todavía, esto está en proceso creativo) La portad...