Extra: 1

45 2 3
                                        

Hoy era el día número 25 en que recibía cartas anónimas, no eran cartas de amenazas, eran de amor, unas bellas palabras que me llenaban de alegría al saber que le importaba a alguien. Solo firmaba con unas iniciales E.H

Siempre he sido una persona que se exfuerza por lo que hace, nunca me rindo y si algo me sale mal hago lo posible por hacerlo bien. Me concidero una persona alegre pero al mismo tiempo reservada.

No hace mucho estudio en la universidad y desde que comencé, me han estado llegando estas cartas, no se de quien son, pero muy pronto lo sabré.
Me gusta leer y me atraen las personas que les apasiona esto, me fascina saber que hay alguien que todavía muestra interés por la lectura y escritura, al parecer E.H lo sabía.

Llevaba una lista de personas que podrían ser pero ninguno de estos mostraba algún interés por mi. Cuando terminó mi día, salí de la universidad y me fui a mi pequeño departamento, tome una ducha para luego hacer mis deberes ya que tenía que redactar una historia de algunas 10,000 palabras, cuando abri mi mochila encontré una carta:

La historia comienza cuando dos personas que ni soñaban en conocerse terminan encontrándose. En el instante menos esperado, pero en el momento mas indicado.

E.H

Perfecto, ya estaba atraída por una persona que ni siquiera conozco. Estaba muy metida en mis pensamientos cuando el timbre suena.

-¿Quien?- pregunte, obteniendo por respuesta un -Soy Ethan-.

Ethan es mi amigo y vecino, es una persona agradable y misteriosa.

Abrí la puerta y salude con una sonrisa.

- Hola, quería saber si tienes un bolso médico, es que estaba lavando una copa de vino y esta se rompió en mis manos- mientras explica me fije en su mano izquierda y tenia una toalla presionada.

-Seguro, no te quedes ahí parado- prácticamente lo obligue a que se sentara mientras yo buscaba el botiquín.

Cuando volví Ethan estaba con mi carpeta de escritura y estaba leyendo una de mis historias. No me molestaba, pero era un tanto personal lo que escribía allí.

-¿Que haces?

-Siempre supe que serías una gran escritora.

-¿Que dijiste?- estaba segura de que había dicho "siempre supe".

-Dije que eres una buena escritora.

-Bueno- dije tratando de olvidar lo que acabó de pasar.

La herida no era muy profunda así que no me tomó mucho tiempo limpiarla y asegurar me que no tuviera cristales dentro, mientras le limpiaba íbamos hablando de lo que ha pasado, siempre nos topamos cuando lavamos nuestra ropa o cuando el sale de su apartamento.

-Ya terminé, solo te recomiendo que no uses mucho esa mano si no quieres que te hinche o algo por el estilo. Si quieres puedo llevarte algo de cenar para que no tengas que hacer nada de eso.- le ofrecí.

The Meaning Of LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora