Capitulo 19

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Me levanto con golpes en la puerta, odio que me despierten de esa manera, más si es Anton. Lleva dos semanas sin parar de molestar, no entiendo cuál es su problema conmigo.

Entra a mi cuarto y abre las cortinas, mis ojos aún no se acostumbraban a la luz del sol, y duelen cuando la luz entra de golpe.

-Anton! Que demonios!- me cubrí con las sabanas, el diminuto conjunto que han escogido para mi era realmente incómodo.

Había comenzado a entender sus tácticas, no me tocan o al menos no lo suficiente como para dejarme marcas,  me dejan ropa lo suficientemente provocativa para recrear sus vistas, y es realmente molesto cuando lo hacen, quemaron todo el resto de mi ropa, y esto es todo lo que me queda.

-Eh! Baja el tono..- dijo tocando su cabeza.

La noche anterior tuvieron una fiesta, tres chicas para ellos cinco, era asqueroso ver la manera en que denigraban a el género femenino, casi como si fuéramos un objeto al cual usatilizar y luego desechar.

Anton se acerca a la salida pero antes de irse voltea a verme - Gunther te espera en el establo.

-Pues dile que no tengo ganas de entrenar hoy -  volvía a cubrirme con las sabanas y deje que se marchara, pero claro no iba a hacerlo.

-Aubrey... No colmes mi paciencia, levantate ahora- espero a que me moviera pero no tenía la más mínima intención.

Su mano tomo la sabana y tirándola, acabo por sacarla, voltee a verle sorprendida y en cinco segundas se subió a la cama quedando sobre mi.

-Anton..Anton no- comencé a alejarme lo mas posible pero su cuerpo ya estaba sobre mi.

-¿No que? No que Aubrey... Sabes que no debes joderme, ¿y aún así te atreves a desafiarme?- se inclinó rozando sus labios contra mi cuello.

-Alejate...Anton! Voy a gritar te lo juro - comenzó a reír sobre mi cuello.

-¿Y crees que a uno de nosotros no va interesar? Oh Aubrey...eres sorprendente -

Entonces comencé con Anton. Gunther había sido el primero, obediente y sumisa, entregando lo justo pero no lo suficiente para pasar mis límites, Gunther era distinto, o eso pensaba. La forma en que creía tenerme era exasperante. No ha vuelto a hablarme, ni siquiera una sola palabra, no logro entenderlo.

-Que quieres - lo mire intentando esconder mi desagrado.

-Sabes lo que quiero Aubrey... Quieres que lo diga? Se que Gunther no te ha iniciado, pero siempre hay una excepción a la regla ¿no?

-Anton..a el no le gustará - tapo mi boca con su mano mirándome seriamente.

-¿A el no le gustará que? El conoce como funciona, créeme que a él le importas menos que la mierda - por alguno jodido motivo me molesto la manera en que me habló.

Tome su nuca y lo acerque a mi comenzando mi venganza, Anton era sencillo, todo lo que necitaba era creer que me tenía, y que manera más simple de demostrarlo.

Mordí sus labios juntando sus labios con los míos, sus manos tomaron mis caderas colocándose sobre el en un rápido movimiento. Mis manos bajaron por su pantalón buscando lo que me había quitado, tenía días sin hablar con Gabriel y comenzaba a extrañar la sensación de tener contacto con el interior.

En cuanto llegue a sus bolsillos el estaba demasiado ocupado con mis labios como para darse cuenta de lo que estaba haciendo.

-mierda Aubrey... Si hicieras esto siempre juro que me agradarías más..- colocó sus manos en mi trasero acercándome a el.

En cuanto tome el teléfono lo coloque debajo de la almohada, me separé de inmediato, ya tenía lo que queria no había razón para permanecer pegada a el.

Anton me miró algo confundido- a donde vas? deja de hacer eso-

Me coloque algo de ropa rápidamente , Gunther debía estar perdiendo la paciencia- ¿hacer que?.

-Deja de jugar conmigo - se levantó de la cama acomodando el bulto en sus pantalones.

-¿Jugar? Tu mismo has dicho que Gunther me está esperando, no puedo tardar- me acerqué a la puerta rápidamente y salí por el gran pasillo.
Pase la palma de mi mano por mis labios intentando quitar los rastros de Anton, pero era imposible.

Kaspar me vio desde la puerta vigilando que llegará al establo, casi un mes en esta maldita casa y aún piensas que escápare, lo haré...pero primero debo hacerles creer que no, hacerles sentir cómodo, que confíen en mí...entonces recién ahí, podré hacer lo que tengo planeado, no soporto un día más aquí.

Abro la puerta del establo y veo a Gunther cruzado de brazos mirando directamente hacia mi, esperando que apareciera, en cuanto lo he hecho dejo caer los brazos a los lados y se acercó.

Es el turno de Gunther. Sonrió al verle , el aún no me sonríe de vuelta cuando de un brinco rodeo sus caderas con mis piernas, colocando sus manos en mis muslos me sujeta para que no caiga, sus labios ya están sobre los míos, es la cuarta vez en la semana que hacemos esto, la cuarta vez y no puedo parar, de los cinco el me entrega algo distinto.

Me deja sobre la mesa una vez más y esta vez quita ni camiseta de inmediato, la suya desaparece un segundo después, sus labios bajan hasta mi clavícula y mis manos jalan de su cabello.

No he aprendido nada de armas, pero tengo doctorado en anatomía, su cuerpo era esculpido a mano, cada detalle en el era fascinante. Baja sus manos a mis muslos y los separa. Siempre llegamos al mismo punto y siempre es el mismo final, el gruñe, se aparta tu intenta enseñarme.

Pero esta vez ha ido mas lejos, sus manos se han introducido en mis bragas, le miró nerviosa , conozco perfectamente sus intenciones.

-Shh...-sus labios besaron con ternura los míos. Su mano se deslizó un poco más abajo y con un solo movimiento me hizo perder la cabeza.

Esto era lo más íntimo que había tenido con alguien, la forma en que sus dedos se movían con tanta habilidad me decían mucho, pero que demonios, no podía pensar con claridad, le había hecho esperar demasiado, y esta vez no había aguantado ni un solo segundo.

Busque sus labios intentando liberar las sensaciones que inundaban mi cuerpo, el establo parecía dar vueltas, los sonidos que Gunther emitía en mi oído simplemente parecían aumentar la tensión en mi cuerpo.

Entonces con su pulgar tocó el punto mas sensible y me liberó de la tensión que tanto estaba intentando contener.
Gunther cubrió mi boca con sus labios aún acariciando mi zona sensible. La manera en que mi cuerpo temblaba, y su forma de sostenerme me preocupaba, el parecía estar interesado en mi y a mi..comenzaba a gustarme pasar tiempo con el.

-Eres preciosa Aubrey...-sus labios besaron lentamente mi cuello lo mire confundida... Era la segunda vez que me hablaba y me había gustado..comenzaba a pensar si era yo la que jugaba con el o el estaba jugando conmigo.

El regalo #PNovelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora