Triple oficio de Shinichi Kudo.

Capítulo 1.

Una nueva agencia de detectives había abierto sus puertas en el Distrito de Beika en Tokio Japón. La Agencia de Detectives Mouri del detective poco conocido Kogoro Mouri– un ex policía que no es bueno en su trabajo de detective. Las investigaciones y deducción no se le dan bien–.

Ran Mouri, la hija de la familia-una adolescente de 16 años que es campeona de karate-se encontraba en el Instituto Teitan, su nueva escuela. La familia Mouri había mudado de una ciudad de Tokio al Distrito de Beika que también se encuentra en Tokio. Razón por la que la joven ingresaría a su nuevo instituto.

Las clases comenzaban, y Ran se había sentado en una butaca que se encuentra al lado de otra donde se sienta un chico. El joven muestra una expresión de tristeza y algo de angustia. Casi no habla con los demás.

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Rato después....

Se presenta un caso de robo de yenes en el grupo. Todos los alumnos permanecían sentados en sus butacas, por órdenes de Shinichi. Ran sólo observaba las acciones de todos, nunca había presenciado algo tan interesante. En su anterior instituto, cuando había casos de robo, jamás investigaban tan a fondo.

Lo que más llamaba su atención era aquél chico de cabellos café y ojos azules. Cómo es que esa persona va resolviendo paso por paso, haciendo interrogatorios e investigando a todos como si fuese un verdadero detective. Como lo que es su padre y que éste no hace.

Al cabo de unos minutos, se escuchó decir....

— Tsubasa Toshiba ¡tú eres el ladrón!— Apuntó con su mano derecha. Tsubasa sólo lo miraba asustado, lo han pillado. No quedó otra opción mas que devolver lo robado, y así fue.

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Se llegó la hora del descanso...

La karateca se sentó en una de las bancas que hay en el patio del instituto. Comía un lunch que recién había comprado en la tienda. Cuando sintió la presencia de alguien. Afirmativamente alguien se había sentado a su lado, en la misma banca. Esa persona sólo comía un alimento, el más barato que venden en la tienda escolar.

— Hola— Dijo Ran con nerviosismo. Sabía que hablarle a ese chico tan inteligente y guapo era necesario para no estar ambos callados en una misma banca. Pero también temía que éste no le respondiera nada.

— ¡Hola!— Respondió Shinichi, luego, se llevó a la boca el último trozo de su alimento.

— Resolviste muy bien ese caso de robo. Pensé que nunca se encontraría al culpable— Comentaba Ran con la mirada hacia abajo.

— Gracias. Ese fue un caso de lo más fácil sabes. He resuelto un gran número de casos de asesinatos, secuestros, suicidios, crímenes en general. Ayudar a la justicia es lo mío.

Shinichi reflejaba el interés y la emoción que le daba al hablar del tema. A él le encantaba el misterio, ponerle un nombre o una explicación a lo desconocido aunque esto parezca imposible.

— Mi padre es detective.

— ¿Enserio? Yo soy fanático de Sir Arthur Conan Doyle, o debería de decir de Sherlock Holmes.

Las horas pasaron, los alumnos del instituto recién salían de clases por ese día. Ran y Shinichi caminaban juntos hacia la Agencia de Kogoro, pues el chico se había ofrecido a llevar a su nueva amiga a la casa de ésta.

— Dime Mouri-san. ¿Qué día es hoy?

— Jueves.

— ¡¿JUEVES?!— Gritó exaltado. Apresuró el paso.