Un niño que sufre bulying en el cole, e intenta sacar su tristeza mediante historias y dibujos, mientras intenta convencerse de sí mismo, tratando de mantener la vida noble y feliz de su infancia.
Estaba pensando en lo que me hicieron ayer, mi corazón palpitaba sin control, notaba como las gotas de sudor me corrompían. Me levanté y me lavé la cara para despejarme un poco, eran las tres de la mañana. Me quedé despierto durante 4 horas más, no paraba de pensar en eso todo el rato. -Diiiick!-dijo mi madre. -Siiii... -Levántate -Lo estoy-dije con desgana. -Pues víste... -Mamá me duele la cabeza-interrumpí, ya que se trataba de algo grave. -Seguro que se te pasa hijo. -Puedo quedarme en casa?-dije apretando los dedos. -Menos cuentos. Prepárate.
Me vestí y volví a hacer lo mismo que todos los días. Esta vez al salir al clima cálido, no me pensé dos veces llamar al timbre de mi amigo, pasé de largo y me fui caminando solo hacia el cole, además, me dolía la cabeza. Pasaban muchos coches y motos, me detuve en un semáforo en rojo al ver los coches pasar, estaba tardando demasiado. Iba a llegar tarde, al llegar me iba a morir de vergüenza, todos los ruidos que escuchaba estaban distorsionados, como si me hubiesen tirado una granada de fragmentación.-Menuda vida más asquerosa.-Y entonces, ocurrió lo inesperado.
Los coches ya no aparecían. Era el momento perfecto para pasar aún estando en rojo. Empezé a correr. Mis pasos sonaban mucho, el mundo iba a cámara lenta, mi corazón se aceleraba. Derrepente se escuchó un pitido de coche, miré hacia la derecha y...
Me desperté en el hospital, no me acordé de lo que pasó, mi madre estaba allí llorando, mientras el médico le decía algo. Parecía grave.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
