Capitulo 2

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Jorge fue creciendo y poco a poco madurando. Al final Jorge acabo yendo a la escuela, es lo que tenía que hacer si quería ser algo en la vida, pero a pesar de que estaba en la mejor escuela de roma, suspendía y no estudiaba, su padre se desesperaba a la luz de la vela mientras escribía sus memorias en más de 500 páginas, parecía que le daba igual todo a Jorge, ¿Estará afectando su sueño inútil de ser un legionario romano a su vida diaria?, no debería haber otra explicación para saber porque se comportaba así Jorge, ¿A lo mejor es la pubertad y las hormonas?, pero que decía Jorge tenía apenas 9 años era imposible y su padre confuso y rabioso se fue a la cama con un millón de preguntas de lo que de verdad le pasara a Jorge.

Mientras su padre se hacía un millón de preguntas Jorge no atendía en clase por la pubertad, pero si tenía algo que ver su sueño de ser legionario o tal vez era el amor, no lo sé, de lo que estamos seguros es de que Jorge se pasaba horas dibujando en un papel a él combatiendo con un ejército él solo, una y otra vez ese dibujo, no atendía en clase y el profesor se desquiciaba, no tenía amigos cuando salía a la calle se sentaba en una piedra y veía a los otros niños jugar mientras el cogía un palo y le sacaba filo y golpeaba al aire como si estuviera luchando con un gran general y se imaginaba que vencía y empezaba a dar saltos de alegría como si lo hubiera vencido en la realidad. Pero a los niños no les parecía que fuese feliz, en el barrio le llamaban "El loco" y le empujaba y mientras le escupían le gritaban "Bicho raro porque no nos clavas tu palo de madera como en tus sueños" y él lloraba.

Pero aparte de esto Jorge era feliz tenía un padre y una madre que los alimentaban a él y a su hermano pequeño que había nacido apenas unas semanas antes, tenía dos padres no como a muchos de su clase que los habían perdido en la guerra, su madre era una hermosa persona tal vez la mujer más bella y honrada que haya conocido jamás en su vida, con su piel blanca como la leche, pelo castaño como el más puro chocolate que le caía sobre los hombros como una cascada cae sobre una piedra, ojos azules pero estos no eran unos ojos claros como siempre os los ponen los suyos era azules oscuros como un zafiro se ve a plena luz del día, tenía una voz dulce y apaciguadora, en cambio, su padre era bruto, podía levantar una piedra que pesara veinte veces más que Jorge, tenía más musculo que cuerpo, su piel era morena, un poco oscura pero no lo suficiente, toda su piel estaba cubierta de pelo desde la cabeza a hasta las piernas, en la cara tenía una barba un poco afeitada, era corta pero cuando pasabas la mano raspaba como si se tratase de papel de lija, tenía unos ojos negros como el carbón en los que Jorge siempre se había preguntado que secretos escondes esos ojos lúgubres que parecen procedentes de una funeraria, tenía un cabello castaño oscuro y graso que ni unas tijeras de podar pudieran cortarlo, tenía una voz ronca y fuerte que al oírla podía escuchar el eco en su mandíbula, su voz era tan fuerte que podía espantar a toda una manada de búfalos solo con toser. Pero en el fondo era muy pensativo se pasaba horas en su despacho o escribiendo informe o mirando a la nada pensando en sus cosas. Jorge apenas le veía en casa salía para desayunar, comer y dormir. Pero cuando menos le veía era en verano, él iba a la guerra y no volvía en 6 meses hasta que fuera invierno y su madre lo pasaba mal porque no sabía si cuando se iba estaba bien o había muerto porque las cartas en la guerra tardaban en llegar de 6 a 8 semanas sin exagerar.

Esa era su vida y estaba orgulloso de ella

Un día Jorge fue a la escuela, como de costumbre, pero hoy no sería un día normal como los otros  hoy sería un día un poco más singular porque como siempre Jorge iba caminando hacia el colegio esperando otro de burlas empujones e insultos mientras iba dando patadas una piedra, no pudo reprimir su ira y le dio una patada tan fuerte que la mando a la calle de enfrente y no pudo recuperar la piedra cuando llego al colegio entro en clase y reconoció todas las caras de sus compañeros de clase excepto una, una cara no muy conocida se fijó en él y lo miro con todo lujo de detalles, era de raza negra, algo muy poco particular, pensó, tenía el labio de abajo anormalmente salido como cuando coges una piedra amorfa y ahí una parte que sobresale más, pues igual, se fijó que era de una estatura media y muy delgado no tenía casi musculo, también se dio el placer de observar su enorme cabeza a la que le faltaba más pelo comparada con las del resto de personas. Mientras estaba mirando al chico con todo detalle empezó a escuchar una voz detrás suya:

- ¡Jorge! siéntate ya y deja de estar de pie mirando al horizonte por favor.

Jorge hizo caso y se sentó en la única silla libre, justo la que estaba al lado de aquel chico tan extraño ¿por qué será? se preguntó. Mirándole a los ojos le estrecho la mano y le dijo amablemente:

- Hola chico nuevo, soy Jorge ¿cómo te llamas?

- Yo me llamo Ignacio-dijo aquel chaval tímidamente.

- ¡Encantado de conocerte Ignacio! ¿Y que hace un chico de raza negra por el centro de Roma?

- Pues mira yo vivía en Grecia, exactamente en Atenas, con mi madre y mi padre un día por la mañana escuche trompetas y pensé que debería de haber alguna fiesta, pero todas mis dudas se disiparon cuando escuché un ruido ensordecedor proveniente de una piedra que hubiera sido lanzada por una catapulta, cuando de repente vi un montón de personas corriendo delante de un bárbaro que cogió a una mujer y le rajo el cuello y mientras yo veía como su cuerpo, inerte caía al suelo me cogió mi madre y con un grito fuerte me grito que nos tenemos que ir así que seguí a mi padre vestido de soldado con espada en mano y sudor en la frente me dijo que todo iba a salir bien que no pasaría nada que corriéramos hasta el muelle y que él nos seguiría, abrió la puerta y yo corrí y corrí como si no hubiera un mañana, corrí entre el ruido de las espadas desvainándose o del las piedras lanzadas por catapultas cayendo a tierra. Finalmente llegue al muelle con mi madre y vi como papa corría y corría ¡tú puedes papa! grite una y otra vez, finalmente me escucho, me sonrió y vi como una punta de una espada salía de su corazón, su sonrisa se disipo, y cayo a suelo mirándome a los ojos y moviendo los labios diciendo "no te rindas en tu corazón está la victoria" y cerró los ojos y cayó muerto al suelo mientras yo lloraba y cogía el barco rumbo hacia mi nueva vida.

Cuando acabo esta historia había un silencio sepulcral en clase, todos los niños le estaba mirando y la profesora también que al rato dijo:

-Hola alumno nuevo ¿nos harías el favor de levantarte y decir a toda la clase tu nombre?

-Mi...mi nombre...mi nombre es Ignacio-dijo mientras se levantaba y acto seguido de decir su nombre se empezaron a escuchar murmullos en los que se pronunciaba su nombre.

-Bien, bien Ignacio, bueno ya puedes sentarte -dijo la profesora.

Después de esto la clase siguió con normalidad y a la  salida Jorge se quedó hablando con Ignacio de camino. Tras una cuantas risas y chistes llegaron a la casa de Ignacio y antes de que se despidiera Jorge le dijo que el vivía dos casa más allá que si luego quería por la tarde salir a jugar y  él acepto. Por la tarde salieron a jugar y se lo pasaron muy bien y poco a poco se empezaron a hacer más y más amigos hasta que acabaron siendo íntimos amigos.

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⏰ Última actualización: Jan 04, 2014 ⏰

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