Capítulo 24
Glass
Mientras cruzaba el puente estelar, la horrible certeza de que su madre tenía razón pesaba en el
corazón de Glass. No podía correr el menor riesgo; no solo por sí misma sino tampoco por Luke. ¿Y
si el canciller despertaba y revocaba su indulto, y luego Luke hacía alguna tontería como reconocer
la verdad acerca del embarazo? La historia se repetía, pero Glass sabía que siempre haría la misma
elección. Optaría una y otra vez por proteger al chico que amaba.
Llevaba varios días evitando a Luke, aunque lo convocaban tan a menudo para hacer turnos de
emergencia que dudaba mucho de que él se hubiera dado cuenta siquiera. Por fin habían quedado en
que Glass pasaría por su casa aquella noche, y se le encogía el corazón solo de pensar que la
recibiría con aquella sonrisa suya. Por lo menos, esta vez no habría engaños ni mentiras. Se limitaría
a decirle la verdad, por muy terrible que fuera. Puede que Luke volviese a buscar consuelo en
Camille, y de ese modo el círculo se cerraría. La mera idea le partía el alma, pero ignoró la
sensación y siguió andando.
Cuando se acercaba al final del puente, se fijó en un pequeño grupo que se había reunido cerca del
punto de control. Unos cuantos guardias hablaban en corro mientras que un buen grupo de civiles
susurraban entre sí, mirando algo situado al otro lado de la ventana con vistas a las estrellas que
flanqueaba el pasillo. Glass conocía a algunos de los guardias: era el equipo de Luke, miembros del
cuerpo de ingenieros de élite. La mujer del cabello canoso que hacía rápidos gestos, manipulando el
holograma que flotaba ante ella, era Bekah. A su lado estaba Ali, un chico de piel oscura y brillantes
ojos verdes, que observaba con atención la imagen creada por Bekah.
—¡Glass! —exclamó Ali con cariño al verla aproximarse. Se acercó a un trote ligero y le cogió
las manos—. Me alegro mucho de verte. ¿Cómo estás?
—Estoy... bien —farfulló ella, desconcertada.
¿Qué sabían exactamente? ¿Saludaban a la ex de Luke, a la niñata de Fénix que le había roto el
corazón, o a la novia fugitiva? Fuera como fuese, Ali la había recibido con mucha más amabilidad de
la que merecía.
Bekah saludó a Glass con una sonrisa rápida y volvió a sus diagramas. Frunciendo el ceño, hizo
girar un indescifrable esquema tridimensional.
—¿Dónde está Luke? —preguntó Glass mirando a ambos lados. Si su equipo seguía de servicio,
seguro que no había llegado aún a casa.
Ali señaló la ventana con una sonrisa.
—Mira afuera.
Glass se dio media vuelta despacio y tuvo la sensación de que se le helaba hasta el último átomo
del cuerpo. Ya sabía lo que iba a ver. Dos figuras enfundadas en sendos trajes espaciales flotaban en
el exterior, unidas a la nave por finos cordones. Llevaban los equipos de herramientas atados a la