Capítulo 2

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-Qué noche la de ayer.
-¿Deberíamos contarle a los demás que estuvimos con un grupo de sexys hombres lobos?.
-No creo que sea buena idea.
-Bueno, hablaremos bien de esto cuando termine la clase.

La pelirroja joven se recostó en la ventana como lo hacía cada vez que estaba aburrida. Ella sabía que no era buena idea delatar a los lobos, ya que ellos mismos le dijeron que no podían arriesgarse a que sepan de su existencia.

Era un día lluvioso, no era el tipo de día en el que se celebraba haber estado con un grupo de mitad bestias. Al ver por la ventana, Melanie vio a un apuesto joven con capucha pasar por ahí, llevaba un pantalón rasgado y zapatillas para salir. El observó a la ventana y sonrió débilmente, luego se alejó corriendo. En ese momento ella se dio cuenta de que no quería ver otra sonrisa en su vida.

-Alumnos, presten atención por favor.- Pidió el profesor.- Quiero darles la bienvenida a los nuevos estudiantes de la preparatoria.

Al aula entraron dos chicos y una chica. Ellos dos usaban lentes oscuros y tenían el cabello blanco, aunque uno lo tenía más largo que el otro. Ella llevaba una gorra de beisbol y una sudadera negra, sus ojos verdes parecían agotados. Ninguno de los tres daba muestra de sentir emociones, era como si estuviesen muertos.

-Ellos son los trillizos Hunter. Sus compañeros son ciegos; así que espero que los traten con el debido respeto que se merecen.

Uno de los hermanos se sentó al lado de Leslie, una de las amigas de Melanie. Volteó a fingir que la observaba de pies a cabeza y sonrió.

-Hola, soy Dante.
-Ho... Hola, soy Leslie.
-Un placer conocerte Leslie.
-Igualmente.

En ese momento su hermano se levantó de su asiento y fue a hablar con el profesor, luego se acercó a Dante.

-Hermanito, ¿No te había dicho que no hables con desconocidos?.
-Lárgate Ezekiel.
-Más te vale no hablar demás.- Susurró él.
-Tu hermano da miedo.- Dijo Leslie.
-Está un poco loco.
-Bueno, para ser ciegos, se mueven bastante bien. Hasta ahora no veo que alguno de los dos se tropiece o algo.
-Tenemos nuestros sentidos desarrollados igual que Matt Murdock.
-¿Matt Murdock?.
-Daredevil, un héroe de Marvel.
-Oh.

El timbre sonó y Leslie se levantó rápidamente de su asiento. Parecía no acostumbrarse al extraño estudiante y huía de su compañía, pero Dante no se resignaba a irse de su lado.

-Déjame acompañarte.
-No, gracias. Necesito recoger a mi hermano y se me hace tarde.
-Insisto, Leslie, déjame acompañarte.
-Que no...- Hizo un gesto extraño, al parecer comenzaba a sentirse incómoda.

Hubo silencio entre ambos. Leslie creyó que Dante se había resignado, pero cada vez que volteaba, él estaba atrás de ella. Lo más raro era su presencia, ya que no se sentía. Podía pedirle que se vaya, pero sabía que no lo haría.

Al llegar a la clase de su hermano, descubrió que una riña se había armado allí. Un grupo de jóvenes que no eran de la clase le estaban pegando a un estudiante. Leslie sollozo cuando se dio cuenta que el abusado era su hermano.

-¡Daniel!.
-Dejamelo a mí.- Susurró Dante.

El extraño joven se acercó a los bravucones y tras estirarse un rato, detuvo el golpe de uno de ellos.

-¿Qué hacen, colegas?.
-Este es el estudiante ciego de trapaso.
-A ver, sin ojos, más te vale no meterte en esto, porque no verás los golpes venir.

Uno de los abusadores, tomó los lentes de Dante sin que este se diera cuenta. Este, al notarlo, tapó sus ojos y esbozó una sonrisa malévola.

-Si ustedes ven mis ojos, no vivirán para contarlo.
-Si claro.

Dante se aproximó lentamente a uno de ellos y lo noqueó de un golpe y así lo hizo sucesivamente, más rápido conforme intentaban escapar.

-Bien.- Dijo al líder mirándolo a los ojos.- Ahora te toca a ti.

Sus manos descubrieron un par de ojos rojos y brillantes, que, acompañados del blanco cabello que Dante tenía, daban forma a un monstruo humano.

-Enserio necesitaba estar sin esos lentes.
-Yo... Yo...
-Tú frenas aquí.

Los gritos comenzaban a sonar en el salón. Al llegar los profesores solo encontraron a un joven divagando y gritando de temor y a sus compañeros totalmente noqueados.

-¿Qué eres?.
-Gracias por salvarme.- Dijo Daniel con sus ojos brillando.
-No es nada.- Respondió Dante despeinandoló.
-Me vas a decir que eres...
-Míralo con tus propios ojos.

N.I.G.H.TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora